Cuerdas… Cuerdas No. 3040
Cuando los años pasan a una velocidad tal vez superior a la de la luz, los recuerdos se van haciendo más patentes y poco a poco se van transformando en leyendas. Este fenómeno viene a mi mente porque cuando uno llega a estimar a una persona, la aprecia tal como es, no en partes, algo semejante fue la relación amistosa que nació el mismo día que llegó Toño Peña, conducido al Sanatorio San Agustín, por su padre POLO que venía con un rostro de mucha preocupación, pues sabía perfectamente la gravedad del estado de salud de su hijo, quien traía una bronconeumonía severa que se reflejaba con una dificultad respiratoria, elevada fiebre, sudoración, tos y angustiosa palidez.
Esa tarde ni yo sabía quién era él, ni él sabía quién era yo. Pasaron tres días aproximadamente, cuando pude tener una ligera plática en la que me percaté que el paciente era un hombre introvertido, silencioso, callado, decente y muy obediente en su tratamiento. Esto llamó poderosamente mi atención y durante una conversación que tuve con su padre me informó que era luchador profesional. Esto motivo que le tomara más afecto, pues me hizo revivir mi pasado, ya que me recordó la época en que yo era estudiante y me ganaba la carrera anunciando la lucha libre en la ciudad de Pachuca, en mi añorada arena Afición, y así nació una nueva era en mi existencia, ya que conforme se aliviaba TOÑO de su fulminante enfermedad, me dieron ganas de regresar al mundo del pancracio para escribir en las revistas COMBATES y HALCÓN con otro de mis inolvidables amigos Héctor Valero Meré y con la felicidad de don FRANCISCO J. FLORES, el más grande promotor de todos los tiempos, al alegrarse de que había tomado nuevamente la pluma para ensalzar el deporte que siempre me ha fascinado.
A cinco años de su partida Toño Peña (Q.E.P.D.) sigue siendo recordado.
En las sombras del cuarto donde estaba internado TOÑO, me enteré de que luchaba con el nombre de ESPECTRO DE ULTRATUMBA y que era sobrino del primer Espectro e hijo de aquel salvaje PONZOÑA de épocas pasadas -a fuerza de ser sincero, TOÑO y don HECTOR VALERO me pusieron al tanto de quienes se habían retirado, cuantos habían llegado y quienes eran las estrellas-. Sin embargo, lo mejor de todo fue cuando me empezaron a llegar las grandes estrellas, como lo eran RAY MENDOZA, VILLANOS, SOLITARIO, CESAR VALENTINO, DR. WAGNER, SANTO. ENRIQUE LLANES, etc. Y entonces vino lo mejor, una tarde, cuando TOÑO y yo estábamos conversando para que dejara el CMLL e ingresara a los Independientes, él, todo un caballero adujo que tenía que cumplir con el contrato que había firmado, pero que se reservaba el derecho de cambiar de nombre y hablar con la empresa.
En realidad nunca supe lo que pasó con el CMLL, pero el ESPECTRO Jr. Adquirió el nombre de KAHOS y levantó una serie impresionante de comentarios, ya que le dio al personaje un tinte de misterio y espectacularidad, que todavía imparte terror cuando se le llega a ver en sus sagradas máscaras que causaron furor y terror.
Toño era una persona que buscaba la verdad de la vida indagando de donde viene, porqué estaba aquí y a dónde iba. Le gustaba conversar sobre las lápidas de las tumbas y era feliz visitando los camposantos. Yo lo vi, cuando venía a visitarme a mi consultorio, conversar con la calavera que tengo sobre mi escritorio y que perteneció a un tío mío… él me decía que no era tan malo como yo lo afirmaba, pues poseía una filosofía muy extraña, y no se equivocaba, porque mi tío fue maestro de filosofía en la preparatoria. Él me inspiró a escribir aquellos “Sucesos Extraordinarios” que se publicaron el siglo pasado. (Continuará)
Mi columna ha terminado, ahora pueden romperla.