Solitario: El más grande ídolo (3)

Cuerdas… Cuerdas No. 3038

El amor que le ponía EL SOLITARIO a sus batallas, sumado a la ciencia o el salvajismo, según el enemigo con que los sellaba, eran factores que enriquecían el espectáculo.

Ya hemos hablado de las grandes guerras que sostuvo con RAY MENDOZA y con ANÍBAL, pero las que más fascinaron fueron las que tuvo contra sus grandes amigos ÁNGEL BLANCO Y DR. WAGNER, que dejaron sorprendidos a los aficionados, ya que rayaban en lo increíble, esto se demostró allá en el norte cuando expusieron sus capuchas y EL SOLITARIO los derrotó y los dio a conocer.

Pero lo más increíble fue que su amistad no se vio mancillada por esos resultados, ya que tanto ÁNGEL como el DR. WAGNER declararon a la prensa que EL SOLITARIO mereció el triunfo y que no se sintieron defraudados ni ofendidos, pues la lucha libre era un deporte y el profesionalismo una obligación. Claro que esos combates levantaron polémicas y leyendas, puesto que los cronistas nos encargamos de inmortalizar esas apuestas y de adornarlas con promesas, y pactos que tomaron fuerza y que se hicieron verídicos, como aquella en la que se vieron involucrados ÁNGEL BLANCO y EL SOLITARIO con su legendario pacto que hicieron y que se cumplió.

El Solitario dio grandes encuentros con el Ángel Blanco.

El hecho de que yo considere a EL SOLITARIO como el más grande ídolo que ha tenido el Pancracio me baso en hechos indiscutibles, ya que nadie puede negarme que él como salvaje era tan o más peligroso que cualquier atleta de su época, y que cuando se enamoró de los aplausos y se convirtió en técnico, fue tan valioso como el más pintado; es decir, superó a lo más selecto y obtuvo campeonatos, máscaras y cabelleras a granel.

SOLITARIO obtuvo fama sobre el ring, bañado en sangre, sudor y lágrimas. Su estampa y estilo hicieron época. Los mismos luchadores lo respetaban y admiraban. La gente lo idolatraba, especialmente cuando derrotaba a los más grandes rudos y a los más poderosos salvajes. Cuando era rudo fue el primero, el más cotizado; cuando fue técnico, también fue el primero, el mejor. Y ahora, cuando las nubes del pasado lo tienen colocado en el Más Allá., éste humilde Árbitro le rinde un justo homenaje, porque no ha existido ningún luchador como él, ningún atleta que haya conseguido superarlo, vaya, igualado.

Por eso, estimados lectores, les prometo que la próxima semana le dedicaré un hermoso homenaje al enfrentar al SOLITARIO SALVAJE VS. EL SOLITARIO TECNICO. Rogándoles, que por esa vez, no rompan mi columna, sino la guarden como un recuerdo al luchador que para mí ha sido el MÁS GRANDE ÍDOLO DE TODOS LOS TIEMPOS.

Mi Columna ha terminado, pueden romperla.

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