Imagen: Cortesía
La pregunta surge: ¿Y ahora qué Jorge «Travieso» Arce?
Cuando todos esperábamos una de las más grandes victorias del peleador nacido en Los Mochis, viene una estrepitosa derrota el pasado 15 de septiembre en la plaza de toros de Cancún, ante el sudafricano Simphiwe Nongqayi, en un duelo en el que estaba en juego el campeonato mundial supermosca vacante de la Federación Internacional de Boxeo.
Todo estaba preparado para la gran celebración por la coronación del mochiteco. Peleaba en su casa, ante su público, en su clima, ¡todo!, pero nada le salió, y Simphiwe, quien se reveló como un extraordinario boxeador, un increíble esgrimista, se alzó con un indiscutible triunfo por decisión, y mostró que en su peso podría reclamar ser el mejor del mundo.
Vaya clase, vaya puntería, vaya boxeo de alto voltaje el que exhibió el veterano peleador traído del Continente Negro.
Fue triste ver al «Travieso» intentarlo todo, y ser neutralizado siempre. A pesar de que hizo todo lo posible, hizo hasta un esfuerzo sobrehumano.
Quizá a lo que Jorge le ha hecho falta en peleas cruciales, ha sido dinamita, más dinamita en los nudillos. Si fuera un golpeador paralizante, bien podía de un golpe cambiar la ruta de una pelea. Quien tiene la moneda de oro en cualquier momento puede cambiarla. Como fue Olivares, como fue Julio Guerrero, dueños de TNT, capaces con un sólo bombazo escribir la historia.
Arce tiene poder de manos, pero no lo suficiente como para haber cambiado con un impacto el rumbo de tres peleas decisivas que ha tenido: ante Cristian Mijares, el 14 de abril de 2007, ante Vic Darchinyan el 7 de febrero de 2009, y finalmente ante Simphiwe, el pasado mes patrio.
¿Hubo fallas en la carrera de Jorge, que motivaron esas derrotas? Él dijo que iba a revisar lo que ha pasado para ponerle una solución. Bien, pero nosotros creemos que hay veces que el boxeo es fácil de ver: y en este caso, fue notorio que al valiente «Travieso» le faltó más pegada para imponer respeto en el ring.
Así de fácil
Jorge, ¿se va, se queda? Falta poco para saberlo.
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