Fue un 19 de marzo de 1963, cuando en el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), nació José Luis Alvarado Nieves, hijo del luchador Shadito Cruz, años después el pequeño Pepe siguió los pasos de su padre, pero nunca espero convertirse en un ídolo de chicos y grandes y él lo agradeció en cada una de sus presentaciones, hasta que llegó el fatal día de rendir cuentas al creador el pasado 26 de julio de 2021, cuando lo hizo y como los grandes, ya que se fue “con una sonrisa en el rostro”, sabiendo de antemano que su lugar ya estaba entre los elegidos de “Dios Nuestro Señor”.
Su partida nos deja una profunda tristeza, nunca pensamos que se iría tan pronto, pero nos deja muchas páginas escritas con letras de oro en el almanaque de la Lucha Libre Mexicana, ya que siempre fue un ejemplo para los niños, aun cuando estaba en las filas de los rudos en su época de independiente en el Toreo de Cuatro Caminos, allá por los inicios de los años 80’s en el siglo pasado.
Su debut fue el 21 de enero de 1977 en el Auditorio Benito Juárez de Cuautitlán, Estado de México, fueron tiempos duros y de aprendizaje, pero pronto logró escalar peldaños, se mostró como un rudo despiadado y poco a poco junto con sus hermanos fueron escalando en las programaciones de Don Francisco Flores, quien vio en ellos a unos fuertes adversarios para los Villanos I, IV y V, con quienes habitualmente luchaban y con ende la rivalidad fue creciendo.
El tercero de la familia
Pepe fue el tercero de la familia Alvarado Nieves, Jesús (Brazo de Oro) y Juan (El Brazo), fueron los primeros (en ese orden), pero por cosas del destino en la tercia fue el de en medio: Brazo de Oro, Brazo de Plata y El Brazo “Los Mosqueteros del Diablo”. Después la familia creció y llegaron: Brazo Cibernético (Robin Hood), Súper Brazo (Frayle Top) y Brazo de Platino (Shadito Cruz Jr.), siendo de esta forma la segunda generación de luchadores procreada por Juan Alvarado Ibarra “Shadito Cruz”. Y ya está la tercera.
Su amor la lucha libre
Un servidor, Arturo Rosas Plata, conocí a Pepe por 1986, cuando aún era enmascarado y en varias ocasiones me tocó entrevistarlo, siempre fue muy amable al igual que toda su familia y me abrieron las puertas de su casa cuando vivían en la Colonia Guerrero y después cuando él se fue a vivir a Ciudad Neza.
Amable, cariñoso y siempre muy carismático, así fue Pepe, quien en esas entrevistas mostraba su “Amor en la Lucha Libre”, entrega y sobre todo el cariño que le tenía a los aficionados, a todos y muy en especial a los niños, quienes siempre lo siguieron.
Perdió la máscara, llego el carisma
Tras dos años de intensa rivalidad con los Villanos I, IV y V, en 1988 se llevó a cabo la gran batalla de máscaras contra máscaras, previo a la lucha tuve de nuevo la oportunidad de estar con ellos en una entrevista (no formal) , más bien plática y en ella me dijo que estaba muy nervioso y que pensaba que podrían perder la lucha, ya que sus rivales eran unos grandes luchadores y también muy rudos, muestra de ello es que cada vez que se los topaban los seis bajaban bañados en sangre y sin importar el lugar, Toreo de Cuatro Caminos, Arena México, Arena Neza, Altavilla o Puente Negro, Querétaro, Celaya, en fin en todos lados donde se toparan se daban con todo.
Se llegó el día de la función organizada por los Hermanos Valero, Roberto y Edgar, hijo del profesor José Lis Valero Meré y de quien aprendimos (los tres) la narrativa de este deporte como periodistas; bueno, pero sigamos, la batalla de apuestas por poco y no se realiza y en tan sólo una semana se debió cambiar de sede, la primera era el Palacio de los Deportes la cual no fue autorizada por ser muy alto el costo de los boletos y debió cambiarse a Nuevo león, a la Plaza de Toros Monumental de Monterrey, donde se llevó a cabo y conocimos los rostros de Chucho, José y Juan, Alvarado Nieves.
Un encargo
Días más tarde, los Hermanos Valero salieron de Ovaciones y yo me quede como titular de Lucha Libre en dicho periódico, pero Roberto me hizo un encargo: “Sigue a los Brazos, tienen mucho quedar a la lucha libre, no los dejes solos”, y se cumplieron sus palabras ya que fueron una de las mejores tercias de todos los tiempos y es que juntos o separados, con máscara o sin ella, fueron garantía de entrega, espectáculo y cariño hacía el público.
Estrellas en todos lados
No hubo duda de lo que Los Mosqueteros del Diablo podían hacer como rudos, pero tras perder las máscaras, cambiaron de bando y fueron los consentidos de la afición, sobre todo Pepe, quien fue subiendo mucho de peso y ello le ayudo, ya que se convirtió en el consentido de los niños, quienes le comenzaron a decir “Súper Porky”, sobre nombre que le agrado y lo catapultó a los cuernos de la lucha, llegando a presentarse con el elenco norteamericano de la WWE (antes WWF), donde Dave Bautista reconoció que el Brazo de Plata fue uno de sus luchadores mexicanos favoritos, por su estilo y carisma.
¡Eso es toto toto todooo, amigos!
Todo lo que inicia, tiene un fin, y como decía el personaje de las caricaturas “Porky”: ¡Eso es toto toto todooo, amigos! El Brazo de Plata ha fallecido, pero no lo olvidaremos sus batallas, entrega, cariño sobre el ring, al igual que la de sus hermanos Jesús y Juan, seguirá en nuestra memoria por siempre. Hasta la próxima y… ¡Vivan los Mosqueteros del Diablo!