Recuerdos del Villanos III – 2948

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Rayo de Jalisco

¡Hola! queridos amigos, en está ocasión quiero recordar a un gran ídolo de las multitudes como lo fue el Sr. Maximino Linares, mejor conocido como Rayo de Jalisco, quien fue para mi un gran hombre y amigo. Yo tuve la oportunidad de conocerlo antes de que fuera mi gran rival en el ring; fue –para ser exactos- durante una gira que tuve por la costa del pacífico, los dos traíamos buenas y malas anécdotas, sobre todos por los bajos sueldos que se nos daban, ahí fue cuando me hizo la broma de bajarme las maletas, historia que ya conté en alguna ocasión por este mismo espacio.

Mi buen amigo me decía con afecto «Archurro», eso fue antes de que lo tuviera como enemigo porque después de ello, se origino una gran rivalidad. Recuerdo que en una ocasión nos enfrentamos en Pachuca, fue un mano a mano, había cinco mil pesos para el ganador; en la tercera caída me metió un tope en reversa en mi rostro, como resultado del impacto se me cayó un diente, después de eso ya no pude reponerme y perdí la lucha. La misma historia se repitió en Tulancingo, el lugar estaba abarrotado, ya que el Rayo de Jalisco era un ídolo en potencia, sin embargo me dije a mi mismo:

-Aquí gano yo

Pese a que fue una buena lucha, donde me esforcé al máximo, el Rayo volvió a aplicar el mismo reverso sólo que esta vez con resultados más demoledores pues me rompió la nariz; como ya me había roto un diente, procure protegerme la boca, sin embargo descuide mi cara.

Una vez lo vi luchar contra mi papá y le rompió la nariz ¡con el mismo tope!, recuerdo que en esta Revista Azul sacaron fotografías impresionantes que mostraban a mi papá con un parche enorme que le cubría casi toda la cara, le tuvieron que reconstruir la nariz.

Otra lucha que recuerdo es cuando le ganó a René Guajardo el campeonato mundial de peso medio de la NWA, la gente que abarroto esa ocasión la arena México celebró su triunfo hasta el cansancio, el Rayo de Jalisco definitivamente era uno de los más esperados en cada función su popularidad era indiscutible, las arenas casi explotaban cuando él subía al ring.

Él era un hombre bien vestido, siempre usaba trajes muy bonitos y al sastre que se los confeccionaba le decíamos el «Figuras», este señor también le fabricaba ropa a varios luchadores más incluyéndonos a mi papá y a mi, tenía su domicilio en la calle peralvillo y la tela que usaba era la denominada terrylane.

En otra ocasión, en Celaya, yo lo tenía de compañero íbamos: él, y mi hermano el Villano IV y yo, nos dirigíamos a comer cuando me comentó:

dejemos que en esta ocasión u hermano decida a donde vamos a cenar, para que vaya agarrando confianza entre nosotros y se sienta a gusto. ¿qué quieres que comamos? – le preguntó a mi hermano-.

-vamos al Vips
– contestó el Villano IV

-Pues entonces nos vamos al Vips– respondió el Rayo

Ya en el camino mi hermano cambio de parecer y dijo:

No, mejor vayamos a comer un caldito de res

-Bueno vamos a comer caldito de res– respondió el Rayo

Después de algunos minutos, el Villano IV cambió de parecer y dijo:

-Está bien
– dijo don Max- vayamos a comer carne asada

Pero mi hermano no sabía que quería comer y cambio de nuevo de opinión, por lo que el Rayo de Jalisco le comenzó a cantar una canción que decía: No, no, no, no, no, no.

Esa era la forma de ser alegre que tenía el Rayo de Jalisco, un gran ídolo de la lucha libre. Espero sus comentarios a: ardimen3@yahoo.com.

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