En maestro Blue Panther espera pacientemente que lo llamen a una entrevista. Sentado en una butaca naranja de la vacía Arena México (faltan tres horas para que inicie la función) comentamos algunas cosas sobre esta revista.
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Guarda silencio un instante, mira el ring y las butacas de enfrente, y se me ocurre preguntarle: ¿Qué siente al ver esta arena vacía? Su respuesta lo confirma como maestro de la lucha libre:
«Cuando lucho con una arena vacía mi compromiso es mayor que cuando está llena. Si hay veinte aficionados en un escenario como éste, los luchadores más nos debemos brindar pues esos veinte, para la siguiente semana, traerán a otros veinte, pero sólo si les gusta nuestro trabajo.
«Con una arena vacía nos jugamos nuestro prestigio como luchadores, y el prestigio de la lucha libre. Cuando la arena está llena, la gente no suele poner mucha atención, y con apenas un movimiento reacciona y se mete en el espectáculo, pero cuando los aficionados son pocos, cada movimiento se debe hacer con convicción y seguridad para que el público (aunque sea poco) se vaya contento.
«Aunque entiendo a compañeros que ante poca gente se limitan a cumplir, no los justifico. Cuando nos toca trabajar en un lugar lejano, y tenemos la mala fortuna de no contar con gran aforo, desde el vestidor los exhorto a echarle ganas, a no desanimarse por los asientos vacíos, pues lo que hagamos esa noche es la invitación para otra. Ante todo, siempre ser profesional».
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