Tres figuras del ring: «Ratón» Macías, Olivares y el «Famoso».
Cuando a usted le digan que fulanito es un «experto», o un «maestro», ya sea de la actuación, del boxeo, o de tantos órdenes más de la vida, no haga mucho caso.
Primero tienen que demostrar que son realmente conocedores de lo que dicen, ahora sí, que «a las pruebas me remito».
Usted sabe, hay muchos que dicen que son médicos, y no curan ni los callos, hay unos que dicen que son abogados, y no son capaces de resolver ningún caso, así sea muy leve. También, así hay unos que dicen que son periodistas, y escriben con errores de gramática.
Es por eso que nos pitorreamos de esos que se dicen expertos, y que hicieron su lista de los mejores boxeadores de Latinoamérica, y dejaron fuera a José Ángel «Mantequilla» Nápoles, (asunto que ya mencionamos en estas líneas), y también a un señor que se llama Rubén Olivares.
Rubén no sólo ha sido el último gran ídolo de la afición, sino también uno de los más grandes boxeadores de todos los tiempos.
¡Y los dizque expertos, no lo mencionaron para su mediocre encuesta!
Sus logros
Los logros de Rubén Olivares pesan, y hablan por sí solos, sobre su enorme capacidad como gran figura del boxeo. Rubén no es menos que los elegidos por esa dichosa encuesta: Alexis Argüello, Roberto, Durán, Carlos Monzón y Julio César Chávez. El triunfo por cierto, se lo dieron al panameño «Mano de Piedra» Durán, esgrimiendo su pobre criterio.
Para los conocedores de este deporte, no será difícil recordar el paso sensacional de Olivares hacia su primera coronación, esas 50 peleas que tuvo para llegar a ser campeón del mundo el 22 de agosto de 1969, fecha en la que destronó a Lionel Rose en Los Ángeles, para coronarse monarca mundial de peso gallo absoluto.
No sólo fueron las grandes victorias de Rubén sobre rivales de primer orden, sino también la calidad que exhibió en los encordados.
En esa primera etapa de Rubén hacia el título mundial, ofreció extraordinarias demostraciones de calidad, de potencia, de boxeo depurado, elegante a más no poder.
Olivares arrancó su carrera el 4 de enero de 1965, noqueando en el primer asalto a Isidro Sotelo en Cuernavaca, Morelos. Tras ese triunfo, cayeron ante sus puños Freddie García, Gerónimo Cisneros, Francisco Silva, Antonio Gallegos, Nemesio Zenil, Jorge Ruiz, Mateo Jaimes, Pablo Martínez, Reynaldo de la Garza, Eduardo Alvarado, Gallito Camacho, Juan Molina, Emeterio Campos, Alfonso Cázares, Germán Guzmán, Gerardo Lujano, Oscar Rivas, Ramiro García, Monito Aguilar, Rafael Macías, Daniel Gutiérrez, Toño Leal, hasta que el 8 de marzo de 1967 Felipillo González, le aguantó los diez rounds, y fue el primero al que Rubén no pudo noquear en su marcha de invicto. Pelearon en Mexicali.
La siguiente pelea de Rubén fue el 7 de junio del 67, cuando se llenó la arena México para ver al famoso «Púas» enfrentarse a Julio Guerrero, un noqueador terrible. Rubén tuvo esa noche otra de sus grandes demostraciones, al noquear a Guerrero en cuatro asaltos con un contundente gancho al hígado.
Tras ese pleito noqueó a Ángel Hernández, y en la siguiente, el 29 de julio de 67 empató con Germán Bastidas en la arena México. Grillito Aguilar, Gustavo Sosa, fueron noqueados por Rubén, quien en el siguiente desafío se enfrentó al japonés Ushiwakamaru Harada, al que despachó en dos asaltos el 14 de octubre de 1967 en el Estadio Azteca, en la función que encabezó Vicente Saldívar, y noqueó al inglés Howard Winstone.
Me acuerdo de esa función, la vi en ringside rodeado de los colegas Manuel Guerrero (Novedades), Alonso Echegoyen (Nacional), Antonio Hernández (ESTO), los tres ya fallecidos.
Rubén siguió su paso arrollador. Cayeron noqueados Chamaco Castillo, Felipillo González, Germán Bastidas, Pornchai Popraigam, y el 31 de marzo de 1968 derrotó por KOT en tres rounds en el Toreo de Cuatro Caminos al ex campeón mundial Salvatore Burruni, de Italia. Y siguieron los noqueados por Rubén: Manuel Arnal, Kid Gavilán, Octavio Gómez, Enrique Yepes, Gary Garber, Tini Pacio, Bernabé Fernández, el galo Antoine Porcel, Wally Brooks, y el 23 de noviembre de 1968 lo pusieron contra uno de los mejores boxeadores mexicanos de todos los tiempos: José Medel, en Monterrey. Medel cayó noqueado con un pavoroso nocaut en el octavo asalto.
Olivares ya andaba cerca del título mundial. Le dijeron que tenía que derrotar en eliminatoria hacia el cetro mundial al japonés Katsuyoshi Kanazawa, y en dos rounds lo aplastó en el DF. Y dijo: ¿Quién sigue?, y así fueron noqueados José Bisbal, Carlos Zayas, Ernie de la Cruz, Frankie Adame, Takao Sakurai, en otra eliminatoria, Nene Jun, y finalmente la coronación ante Rose, en otra demostración de poderío.
Y luego vino su etapa en la que fue dos veces campeón mundial gallo, y dos veces monarca mundial pluma. Luego el inevitable declive, hasta llegar a su revés ante Nacho Madrid el 12 de marzo de 1988, su cruel despedida del boxeo.
Esa pelea con Madrid nunca debieron hacerla. Olivares ya acabado, fue sacado del retiro.
Olivares fue un grande del boxeo, ¡y los señores «expertos» lo ignoran!
Vaya con los «expertos»…
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