Hacía tiempo que La Nazi dejó de aparecer en las funciones de la Arena México. El pasado viernes, volvió a la Catedral de la lucha libre y habló del motivo que la mantuvo ausente: «Primero, me lastimé la rodilla izquierda hace tres meses, pero así luchaba. Un día, en Puebla, Sahori se me aventó con un vuelo, me resbalé y caí. La rodilla se me inflamó a más no poder. En ese tiempo, la Comisión de Lucha me estuvo ayudando. Se los agradezco mucho.
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«Cuando salí de esa lesión, me lastimé una lumbar. Duré un mes y dos semanas incapacitada. Los programadores de la Arena México me apoyaron cuando más lo necesité. Hace apenas dos semanas volví y vengo a educar a las técnicas, sobretodo a Marcela, aunque se anda haciendo la lesionada porque me tiene miedo.»
A su regreso, La Nazi conoció el estado de salud de Norberto Salgado, Pierroth: «Su hija me lo dijo todo. Le ofrecí mi ayuda para la función a beneficio que le van a realizar. Me dijo que su papá ha mejorado, pero apenas vi unas fotos que dicen otra cosa. Le pido a Dios que pronto le devuelva su salud.»
La Nazi no ha visitado a Pierroth: «Él y su familia se desaparecieron un tiempo y no sabía cómo localizarlos. En cuanto pueda, por supuesto que lo visitaré, porque me considero su amiga. Tengo muchos recuerdos de mi trabajo junto a Pierroth. Siempre que salíamos a luchar, me regañaba y yo aprendía algo. Él y Black Warrior me enseñaron a no temer.
«Trabajamos juntos tres años y medio. Pierroth me conoció cuando yo era independiente. Un día me dijo que si quería trabajar con él y acepté. Quedó de buscarme, pero no lo tomé en serio. La siguiente semana, el señor Ricardo Reyes me dijo que ya estaba programada con Pierroth en una lucha extrema, en Cuernavaca. Conseguí vestuario como el de él, y cuando lo tuve enfrente me dio mis utensilios: una faja, unos lentes y una cachucha. Íbamos contra L.A. Park, el luchador más duro que conozco. Pierroth me dijo que no le tuviera miedo, y gracias a sus consejos estoy aquí para rato.»
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