Uno de los monstruos sagrados de la lucha libre mexicana es Súper Crazy, pero ¿qué tuvo que hacer para llegar a los lugares estelares que hoy ocupa?:
«Mis hermanos me llevaban mucho a la Arena Libertad, en ese tiempo, el promotor de era El Rata Vega, a quien en una ocasión escuché decir a los luchadores: ‘Ten diez pesos, y tú cinco, porque estás más flaco’. Aunque era un niño se me que quedó grabado eso y siempre pensé que los flacos debían ganar menos dinero. Uno de mis hermanos ya luchaba, era Taz El Feroz, maestro de todos los luchadores que hay en Tulancingo.
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«Era tanto mi deseo de verlo luchar, que hasta me brincaba la barda de la escuela. Para entrenar lucha me metí a trabajar en un estacionamiento. Maté dos pájaros de un tiro ya que aprendí a manejar automóvil y entrenaba, pero lo hacía a escondidas de mi papá, hasta que un día me cachó y me puso una chin… que para qué les cuento, todavía la recuerdo. Tenía 13 ó 14 años, me encontró en el estacionamiento, llevaba puesto el uniforme de la secundaria, me garró de las patillas y así me trajo como diez calles y me decía: ‘¿Qué quieres en la vida? ¿Qué quieres hacer?
«Mi padre tenía una tienda de revistas y cuentos, hasta allá me llevó. ‘Si ya no quieres estudiar, ¿entonces qué?’, preguntó. ‘Quiero ser militar’, contesté, inmediatamente dijo que no. ‘Entonces déjame ser luchador, apóyame’. ‘¡Te voy a apoyar¡’, espetó, e inmediatamente me metió a trabajar con él en las revistas, vendiendo periódico; me siento orgulloso de haberlo hecho porque salí adelante. De lo que ganaba, pagaba mi entrenamiento, aunque a veces no me alcanzaba, mi mamá me echaba la mano.
«Todos los días, mi papá me mandaba a vender diez ejemplares del periódico El Nacional, había ocasiones en que no los vendía y mi mamá me daba el dinero. Mi papá tenía otro trabajo, pasaba las películas en un cine, era el cácaro.
«Tenía aproximadamente quince años y ya luchaba por todos los pueblos de Hidalgo, así anduve cuatro años, se sufre mucho, de veras. Una vez vino el señor Carlos Maynes y me vio en una lucha local de la Arena Libertad, y me empezó a apoyar, al igual que Canek y Many Guzmán. En ese tiempo luchaba destapado; me dijeron que me llevara una máscara y me preguntaron si quería ir a luchar a la Arena Neza, acepté. Llegué en buen lugar contra El Seminarista, con él me jugué la máscara y perdí. Me enorgullece mucho esa lucha, porque era un novato e iba en la lucha estrella, abajo iban Canek, Mr. Jack, Los Villanos, El Signo y muchas estrellas más.
«Ya eran los tiempos malos de Lucha Libre Internacional y no cobraba mucho, lo que me ayudó fue que un promotor japonés me vio y me contrató para luchar allá. Mi primera lucha fue contra Canek. Mi papá no creía que iba a Japón, hasta que vio el boleto, me decía que viajar era una enciclopedia. Iba a Japón, regresaba y le decía que de nuevo me pedían allá, y no me volvía a creer, hasta que otra vez veía el boleto. Al poco tiempo murió, tenía 53 años, se llamaba Joaquín Islas. Todo lo que logré se lo debo a él y siento mucha tristeza que no esté aquí para demostrarle mi cariño».
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