Al verla, Hiroka es una mujer seria, tal vez introvertida, pero en su trato es dulce, y ya en confianza, es una fémina muy alegre y bromista; además disciplinada en su trabajo el cual, forma su vida y su sueño.
Hiroka gustaba de la lucha libre y se dirigió a una escuela en su natal Japón para aprender su deporte. Sin embargo, la meta que ella quería no era fácil, pues en el país del sol naciente las cosas son muy estrictas. Decidió pedir permiso para venir a México y le negaron la salida de la empresa. Ante la negativa, esta recia luchadora decidió tomar al toro por los cuernos y viajar a México para aprender la mejor lucha libre.
Entonces, llegó como turista y gracias al apoyo de un amigo japonés, logra tener su primer contacto con gente del medio, El Fantasma la ayudó para entrenar con el Hijo del Gladiador (de la escuela del CMLL) y luego con José Luis Feliciano.
Pero la cultura es muy diferente y eso empezó a causar ciertos problemas, pues Hiroka era muy desconfiada e introvertida «las cosas con mis compañeros eran muy difíciles porque me saludaban de beso y no estaba acostumbrada a eso en mi país, después entendí que era una costumbre aquí. Cuando empecé a tratar a mis compañeras me enseñaron groserías y luego las decía cuando no debía, pero todo era una broma» comentó la luchadora oriental.
Actualmente entrena con Ultimo Guerrero y comenta que en su país la lucha mexicana es muy famosa y reconocida, por eso, se propuso ser una luchadora ejemplar, dentro de la lucha libre femenil.
Confesó que sus mejores compañeras son Princesa Blanca y Princesa Sugei con quienes forma la tercia de «Las Zorras» y como enemigas tiene a Lady Apache y Marcela porque ya son leyendas y quiere superarlas. De luchadores admira a Ultimo Guerrero por su fortaleza y a Blue Panther pues la atrae su lucha clásica.
A Pequeño Damian lo conoció en la oficina y estaban varios luchadores comentando de sus tatuajes y su lengua bífida, ella pensó que el había nacido enfermo y dijo «pobrecito». Como muchas personas, llegó el momento que el dinero no alcanza y cuando fue a una lucha a Guadalajara se descompuso el camión y no tenía dinero para regresar y Damiancito le prestó. Al principio rechazó pero no le quedó de otra que aceptar y a partir de ahí le tomó mas confianza y se empezaron a tratar.
«Le tenía miedo a los tatuajes de Damiancito y siempre se portó muy amable. Se ve malo, pero en su trato es muy buena gente. Para mí era muy difícil hablar con mexicanos y el me ha tenido la paciencia y me ha hablado despacio. Nos llevamos muy bien» expresó esta simpática mujer.
En cuanto a la tercia que conforma dice que será indestructible y que están listas para acabar con las novatas. Agradece a los aficionados el apoyo y que esperen ver a Las Zorras en las distintas arenas y gracias al Consejo Mundial por la oportunidad que me han dado.
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