César Valentino ya está en el más allá

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La extraña pluma de Kenya Y. Olivera manda un mensaje a los amigos de César Valentino, arrancado de los renglones de la verdadera sabiduría, que yo se los transmito.

En las esferas arcanas de la vida, yo me imagino a mi entrañable amigo César Valentino inquieto en una cama del hospital. La enfermedad había triunfado, y su muerte era cuestión de minutos, cuando mi guía espiritual, Mortimer, entró en su habitación y le sonrió amablemente.

– ¿Quién es usted? –preguntó Valentino.

– Vine a acompañarte a tu regreso a casa –respondió con suavidad el sabio.

César, al escuchar el tono amoroso de sus palabras, contestó humilde:

– Amigo, necesito que me ayudes. Sé que con mi partida, mi mujer y mis hijas quedarán destrozadas. ¡Yo no quiero que sufran!

-Tranquilo, no te preocupes por eso. Desde que enfermaste, tus seres queridos y yo hemos estudiado diariamente sobre el camino que estás por iniciar.

– ¿Has hablado con ellos? –inquirió sorprendido el moribundo.

– Sí. Hemos hablado y estudiado; ellos se han integrado al grupo.

-¿Y han entendió?

– Sí, ya saben que la muerte es únicamente para los ojos de este mundo material; porque en el mundo que verdaderamente importa, en el mundo espiritual al que tú vas a entrar, sigues existiendo.

– Sí –respondió ilusionado- ¡Estoy por iniciar la verdadera aventura!

– Así es –prosiguió el sabio-: tu hija hablará con tu mujer y le ayudará a comprender que estarás más y más cerca de ella, como nunca lo estuviste en esta tierra; porque el hombre no muere, muere su cuerpo físico, pero lo que verdaderamente hace del hombre un hombre… eso, ¡eso no muere! Tú lo sabes, amigo. Cuando tu deseo por alcanzar la más mínima semejanza con el Creador es más fuerte que todos tus deseos materiales, entonces ese deseo espiritual opaca a todos los demás y comienza a crecer y a crecer haciéndose cada vez más grande. Y poco a poco vas adquiriendo, por voluntad Divina, esa semejanza con ÉL, que tanto anhelas. Y al morir, esta similitud que adquiriste durante toda tu vida en este mundo sigue viva…eso es tu verdadera esencia.. Y entonces el Creador te regresa a este mundo material para que tu anhelo de parecerte a ÉL siga creciendo y desarrollándose hasta que lo logres.

-Entiendo. La muerte de este cuerpo que hoy ocupo es como… ¡como cambiarme de ropa!–exclamó Valentino sonriendo- Sí, me cambiaré de ropa y regresaré a este mundo para seguir adquiriendo cada vez más y más un parecido, una semejanza con El Creador.

– Así es, lo has descrito y entendido muy bien.

– Pero mi mujer y mis hijas llorarán y sufrirán con mi partida.

– Eso no lo podemos evitar. Es lo más natural. A mí también me dolerá tu partida. Al fin y al cabo estamos cubiertos por esta carne y estos huesos que nos tienen acostumbrados a ver sólo lo físico. Pero tu mujer poco a poco comenzará a darse cuenta de que nunca te fuiste. De que sigues conectado a ella, unido a ella. Y ayudada por tus hijas, podrá entender realmente qué significado tiene la muerte. Se dará cuenta que la muerte no es tal y que debe dar «muerte a la muerte».

-Mortimer…creo que ya es tiempo.

-Está bien, vamos, te acompañaré a cruzar la barrera y te dejaré a los pies de la escalera para que asciendas al siguiente nivel.

César cerró los ojos. Mortimer, el guía espiritual, tomó su mano y comenzó a guiar a su amigo en su regreso al otro mundo, dejando en el camino un aroma a gardenias.

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