Recuerdos del Villano III

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Hola, queridos amigos; una vez más, la lucha libre está de luto, ya que se fue uno de los luchadores que abrieron brecha. César Valentino se preocupó por aprender los secretos de este deporte. En sus inicios, tuvo la dedicación de aprender lucha olímpica, intercolegial y todo lo que se refiere a la raíz de la lucha libre. En lapso, César entrenó con el señor Arturo Meneses (quien era un gran instructor olímpico), y eso le ayudaba bastante a la hora de enfrentar a sus rivales.

Era admirador del Gladiador, en su momento llegó a utilizar la figura de una hacha en los costados de sus zapatillas. Utilizaba el mismo calzón blanco con una franja negra a los lados, que era el mismo que se ponía su ídolo.

Valentino y El Gladiador tenían la misma estructura física. En una ocasión le dijo a mi padre que lo llevara a entrenar lucha olímpica; lo llevó a los baños Gloria, donde entrenaba con mi hermano Chucho (Villano I), y le decía cómo defenderse y cómo amarrar a sus rivales; y aprendió rápido y muy bien. Eso lo demostró con el paso del tiempo.

Cuando me hice luchador profesional, lo conocí. Como rival, era un hueso duro de roer. Lo vi dar luchas muy buenas luchas contra El Solitario. Eran de mucho llaveo. Otra vez lo vi contra Aníbal y estuvo muy bien. Al principio luchaba en la Arena México, y sus últimos años como luchador fueron en el Toreo de Cuatro Caminos, en la empresa del señor Francisco Flores, aunque también trabajó en el Pavillón Azteca, con el señor Moisés Zarate.

En El Toreo de Cuatro Caminos, fue el primer campeón mundial semicompleto jr de la WWA, derrotando a Aníbal. A ese cetro, César Valentino le dio lustre, tuvo buenas defensas ante Gran Hamada, Aníbal, América Salvaje y otros luchadores de esa camada.

En una ocasión, me comentó que tuvo un problema con El Rey Saúl, y que éste quería darse un tirito. César aceptó. A los pocos días, Valentino invitó a comer a su enemigo para disuadirlo de la disputa. Lo llevó a un buffet de comida china, y le pedía reconsiderar, al tiempo en que lo incitaba a comer más y más. Una vez que Saúl estaba más que lleno, César lo sorprendió y le dijo: «Ahora sí, vamos a pelear». Se fueron a los Baños Florida, que estaban en Luis Moya, y le dio una arrastrada a su tamaño.

Otra vez, andábamos de gira por Tijuana; éramos César Valentino, mi hermano Villano II y un luchador japonés llamado Hasimoto Masataka, que vino a México con Gran Hamada, y yo. Se canceló una función en Tecate y nos fuimos a meter al cine, era una comedia y todos nos reíamos. Masataka no entendía nada, pero de todos modos se reía. Cuando le preguntamos por qué se reía, dijo: «¡César, ja ja ja, Villanos, ja ja ja, yo también, jajaja!»

Al llegar al hotel, compartí cuarto con mi hermano y acordamos que César se quedara con Mr. Niebla (no el que lucha en la actualidad), y que el japonés estuviera solo. Mr. Niebla no quedó conforme y Valentino le metió un derechazo que lo tumbó y lo dejo tirado. Al final, Niebla se quedó con el japonés y Valentino se quedó solo. Espero sus comentarios a ardeimen3@yahoo.com.mx o bien a www.villanotercero.net

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