«Viví mi infancia entre golpes de mi padre»: Black Warrior

Nací en Torreón, Coahuila, el 7 de enero de 1969. Tengo 4 hermanos, un hombre, Carlos, y 3 mujeres: Yadira, Rosa y Lorena". Con estas palabras inició Black Warrior la charla con BOX Y LUCHA. Uno de los temas más tristes es su infancia:

"Fue muy difícil porque mi padre era muy duro con todos nosotros, nos golpeaba demasiado, era a mí al que más golpeaba, quizá por ser de los más grandes; en esa época era muy diferente la educación que teníamos. Mi padre se llamaba Jesús Toral Martínez, nos ponía los guantes de box a mi hermano y a mí, y a él lo corregía a cada rato. A mi ni caso me hacía. Ya siendo adulto, le pregunté a mi mamá (que se llama Carmen López de Toral), por qué no me corregía a mí, y contestó que mi hermano tenía más errores que yo, y que eso lo notaba mi papá.

"Cuando recuerdo todo eso que viví en mi infancia lo hago con felicidad, porque hubo cosas buenas también. Mi contacto con la lucha libre se da porque mi tío Guadalupe López siempre me llevaba a todos lados, a la lucha libre, al circo y al fútbol; lo que más me llamó la atención fue la lucha; antes practiqué otros deportes como futbol, box, futbol americano, estuve en el pentatlón, natación, karate, lucha olímpica, cama elástica, gimnasia, y a los 12 años empecé a entrenar lucha, porque había decidido que sería mi deporte de toda la vida.

"Un hermano de Blue Panther, que es mi tío, empezó a dar clases de lucha libre y en lugar de llevarme los útiles de la escuela, me llevaba mis arreos de entrenamiento; como mi padre había sido duro conmigo, creo que eso me ayudó para sentirme bien entrenando, saqué la rebeldía y el coraje contenidos. Cuando entrenaba me hacían llorar, y me decían que si no aguantaba, la puerta estaba muy ancha para que me fuera. Al paso de un año, de 20 alumnos, yo era el único que seguía ahí, al pie del cañón. Nunca pensé en claudicar; mi madre nunca quiso que fuera luchador, y fue mi rebeldía de seguir lo que me saco adelante.

"Mi padre murió cuando yo tenía 9 años y fue algo muy duro para mí porque ya tenía conciencia de las cosas, me dolió mucho, y no tiene mucho tiempo que lo dejé descansar porque siempre le reclamaba, pero lo he superado y es por eso que he logrado salir adelante, él me dio demasiadas enseñanzas y eso siempre se lo agradeceré, y me duele que no esté aquí a mi lado para decírselo. Cambió mi vida a raíz de su muerte, me volví más rebelde, me adentré en el deporte y dejé la escuela.

"Entrené tres años lucha libre con Asturión, me enseñó a morirme en la raya como un guerrero, debuté a los 15 años como Destroyer en Gómez Palacio, Durango; ese día había el nervio normal de un combate, lo único que recuerdo es que me gritaban ‘¡lagartija, vete a los desperdicios a comer!’ De mi rival no recuerdo el nombre. Luché 2 años allá en la Comarca Lagunera, pero un día antes de mi cumpleaños de 1986, llegué a México. Fue Blue Panther quien me trajo; su hermano, con quien entrené un tiempo, le dijo que me hiciera una prueba de lucha olímpica y no me ganó, no le gané, pero aún así estaba indeciso en traerme a la capital, pero en el año nuevo mi tío le dijo que o me llevaba o me llevaba, y fue así como mi tío Panther aceptó traerme.

"Fue muy emocionante ver tantos edificios, tanta gente, porque esta ciudad es impresionante, pero también es difícil vivir aquí. No fue fácil adaptarme a vivir con alguien a quien sólo veía 2 o 3 días al año, y es que mi tío es una persona muy estricta, muy difícil, pero me enseñó muchas cosas. En una ocasión andaba por Reino Aventura, y le hablé por teléfono para preguntarle dónde quedaba una arena; se molestó y me dijo: ‘Está aquí en la esquina de la casa’. Al llegar me estaba esperando, y me advirtió: ‘Tienes que estar abusado porque aquí es otra cosa, y nadie te va a estar esperando para echarte la mano’. Así tuve que aprender.