“Satánico, el más confiable compañero”: Pirata Morgan

En la lucha libre mexicana, decir la palabra infernal de inmediato remite a Daniel López, El Satánico. El segundo nombre en venir a la mente es el del mejor luchador del mundo, Pirata Morgan:

“A principio de la década de 1980 (cuando yo ya estaba en la Empresa Mexicana de Lucha Libre) ya existían Los Infernales, que eran Espectro de Ultratumba, Espectro Jr (Antonio Peña) y Satánico. Posteriormente, salió Peña del grupo y entró en su lugar MS-1. Para 1987, dejó el equipo Espectro de Ultratumba por problemas de alcoholismo (incluso se le desarrolló cirrosis) y me incluyeron, debido a que estaba en un gran momento. A partir de eso, la tercia se fue para arriba, porque los estilos se combinaron a la perfección: Satánico con su gran técnica, MS-1 con su fuerza y arrojo, y yo con la lucha aérea y espectacular. Éramos imparables, tanto, que arrasamos en una eliminatoria para sacar a los primeros campeones de tríos. Llegó un momento en que ya no teníamos rivales, y todos perdimos el piso, lo cual provocó fricciones muy serias. Ahí decidí salir, y me reemplazó un luchador mediocre de nombre Masakre.

“Luego de tener una buena racha en trío con mis hermanos Hombre Bala y El Verdugo, Los Infernales me llaman, y me reintegro. Eso fue por ahí de 1990. El CMLL organizó una nueva eliminatoria pero para sacar campeones mundiales, y de nuevo, Los Infernales nos llevamos el cetro. La gloria nos duró hasta 1992, cuando varios factores nos acabaron, entre ellos, que a la arena México llegaron como directivos Javier Llanes y Masakre, y desde el escritorio se desquitaron de las arrastradas que les habíamos dado. Eran tan viles, que nos negaban trabajo, y por eso Satánico y MS-1 se fueron a Triple A”.

Sobre la influencia del Satánico en su carrera, Pedro Ortiz comentó: “Es un compañero que te da mucha confianza, sabes que está a tu mismo ritmo y que no desentona. Cuando me integré a Los Infernales, él ya era una gran estrella, y me dio el respaldo para dar el salto. Transmite mucha seguridad, y esa virtud la conocen sus alumnos, por eso es tan respetado. Que cumpla 35 años como luchador es muestra de lo profesional que es, disciplinado, respetuoso. Ojalá un día volvamos a luchar juntos”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra