Unas mujeres policías que venían con El Matemático
-una de ellas su novia- empezaron a echar gas lacrimógeno
hacía donde estábamos nosotros. No nos alcanzó a llegar, pero al público sí.
Hola queridos amigos, reciban muchos saludos. En esta ocasión recordaré un accidente que tuvimos mis hermanos Villano I, Villano II y yo, en la cancha de San Pedro en la ciudad de Puebla. En ese tiempo era una etapa muy bonita para todos nosotros porque no trabajábamos muy seguido juntos y ese día fue algo muy bonito. Luchamos contra El Matemático, El Químico y Tony Salazar. La arena estaba a reventar, lo cual era común en ese lugar, ya que la gente era muy aficionada a la lucha libre.
Subimos al ring y todo iba normal, pero en la tercera caída se calentaron los ánimos porque estábamos dominando plenamente la lucha, al grado que no dejábamos hacer nada a nuestros rivales. Al final de la lucha ganamos y antes de bajar del ring el señor Gori Medina -que era promotor de ese lugar- se acercó y se fue al vestidor con nosotros. Ante la puerta de entrada había una escalera, de pronto volteo y observo que mucha gente empieza a salir en forma desesperada, lo cual se me hizo extraño. Al entrar al vestidor sentimos una desesperación terrible: Gori Medina nos dijo que unas mujeres policías que venían con El Matemático -una de ellas su novia- empezaron a echar gas lacrimógeno hacía donde estábamos nosotros. Por fortuna no nos alcanzó a llegar, no así con el público, que al sentir el ardor en los ojos empezó a correr desaforadamente.
De pronto, empezamos a sentir una comezón y un ardor tal, que me tuve que meter a la regadera, con todo el equipo de luchador puesto. Claro que al calor de la lucha y con el sudor no sentimos nada, pero después la comezón y el ardor fueron insoportables. Con el paso del tiempo, El Matemático y yo hicimos pareja como luchadores. Durante mucho tiempo en El Toreo de Cuatro Caminos, tuvimos como rivales a Los Hippies y a Los Hermanos Corzo. Recientemente vi al Matemático y nos reímos un buen rato al recordar esta anécdota. Fue El Matemático quien la recordó: «La verdad –me dijo- no me animaba a decírtelo, ya que mi novia en ese tiempo (ahora mi esposa) fue quien echó el gas, y aunque le hacía señas que no lo aventara, no pude detenerla, ya que el afectado fue el público pero su objetivo éramos nosotros. Le daba miedo acercarse a nosotros, simplemente lo aventaron de lejos.»
Casos como este ocurren seguido en la lucha libre, desafortunadamente no es el único caso ya que me han contado varios compañeros que les han hecho lo mismo, pero todo esto es incómodo para uno, ya que no se puede luchar con comezón en todo el cuerpo. Espero sus comentarios a: ardimen3@yahoo.com.mx.
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