Hoy Héctor Garza, originario de Monterrey; somos cinco hermanos, tres mujeres, mi hermano Humberto y yo, que soy el de en medio. A pesar de las lesiones que he tenido, gracias a Dios he estado trabajando bien. No soy la única figura que hay en el Consejo Mundial de Lucha libre, todos los que estamos en la empresa somos importantes, además vienen muchos chavitos, mucha sangre nueva, empujando fuerte, y la gente sabe que serán las próximas figuras de la Arena México. Así como me ayudaron a mí, me gusta ayudar a mis compañeros y más a la gente que trae ganas de triunfar, que trae ganas de salir adelante y que quiere ser alguien en la vida.
«En un principio, mi padre no quería que fuera luchador, después, me puso como condición entregarle un título profesional, se lo dí (soy especialista en rehabilitación física); sólo así me dio chance de dedicarme a este deporte. Al principio nos acompañaba; a mi hermano y a mí nos señalaba nuestros errores, y nos fue corrigiendo muchas cosas, y es por eso que estoy donde estoy. Entre mi hermano y yo nunca hubo envidia, nos apoyábamos uno al otro, desafortunadamente se tuvo que quedar en Monterrey ya que atiende el consultorio que tenemos allá. Humberto lucha en Monterrey y hace funciones por esas tierras. Desde diciembre no he ido a mi tierra, espero muy pronto estar entre mi gente, es raro que yo haga pareja en el ring con él y quiero luchar de su compañero.
«Mi hermano es un poco más travieso en el ring, a mí me gusta mucho lo aéreo, por mis lances me ha identificado la afición. Humberto es mayor que yo. Empezamos a entrenar juntos, debuté un mes antes que él y siempre hemos caminado de la mano. Humberto y yo sólo entrenamos cuatro meses antes de presentarnos en la lucha profesional, y como fue todo tan rápido, no tuvimos chance de pensar cosas como utilizar máscara o tener otro equipo de lucha. Al principio, debuté como Humberto Garza Jr, y luego fui Héctor Garza. Mi padre siempre nos sacó adelante, hacía de todo, trabajaba, luchaba, tenía taxi, pesera, estaba en el consultorio y era payaso; le agradezco mucho el esfuerzo que hizo.
«No sé cómo hago el tornillo, fue idea mía. La primera vez no lo preparé, cerré los ojos y me aventé, ese lance me abrió muchas puertas, de repente los empezaron a sacar otros compañeros, pero el tornillo está bien identificado con Héctor Garza, saben que fui el primero en hacerlo. Este lance implica un alto riesgo ya que no es lo mismo volar con ochenta kilos de peso que con mi tonelaje, se ve impresionante. Afortunadamente todo se me ha dado arriba del ring.
«Empecé a entrenar los 21 años, en ese tiempo estudiaba, estaba en el consultorio con mi padre y entrenaba box, kick boxing, karate y otras cosas más. No me considero un símbolo sexual, soy un luchador común y corriente, lo único que hago es cuidar mi imagen y no caer en lo de los luchadores de hace años, que los identificabas por chaparritos y gorditos. Desde que llegué al Consejo Mundial de Lucha Libre he tratado de cuidar mi imagen y no subir mucho de peso. Antes que otra cosa, me considero un buen luchador, pero un sex simbol, para nada.
«Estoy por cumplir dieciocho años como luchador profesional, no he pensado en algún festejo para cuando cumpla veinte, no festejé ni mi cumpleaños, ni mi aniversario de bodas. Tengo dos hijos, una niña de 10 años y un niño de 8. A mi hijo le encanta la lucha libre, no lo traigo a entrenar, él me trae a entrenar a mí, ya sea con el profesor Ringo Mendoza o con Arturo Beristáin. Cuando tiene oportunidad me acompaña y no se me despega para nada. Lo que más me ha dado lata en mi carrera son mis rodillas, tengo operadas las dos, y lo que más me mortifica es el cuello. Nunca me he puesto metas, todo lo que he hecho se ha dado en forma natural y cuando volteo atrás, veo que en mi vida no soñé con hacer tantas cosas, viajes, trabajar en las mejores empresas de Estados Unidos, de México, de Japón, todo esto me sorprende.
«Mi mayor logro es haber entrado a la Arena México, y desde que llegué me he mantenido en un buen nivel. Estoy agradecido con Dios y con el señor Paco Alonso, quien me dio la oportunidad de esta aquí. No sé qué me depara el destino, mi intención es regresar a Estados Unidos, pero sin abandonar la Arena México, quiero seguir aquí. Agradezco a BOX Y LUCHA todo el apoyo que me ha dado desde que llegué a la capital y a todos sus lectores que siempre ha estado pendientes de mi carrera.»
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