Ahora los leñazos van contra el cisne de oro (antes patito feo), porque están proliferando cantidad de empresas que, seguramente, con el tiempo tendrán sus campeones mundiales y más tarde quebrarán. A fuerza de ser sinceros, El CMLL ha sido atacado infinidad de veces por empresas que al principio parecía que tendrían mucho éxito, y finalmente sucumbieron en forma verdaderamente drástica. No podemos olvidar cuando Televicentro, encabezados por Médico Asesino, Tonina Jackson, Enrique Llanes, etc., trataron de vencerla, pero el tiempo les demostró que nunca podrían doblegarla. Después, los independientes, piloteados por Francisco Flores, la hicieron temblar, porque la gente prefería ir al Toreo para ver grandes lechones; sin embargo, la enfermedad y muerte de su guía hizo que aquel elenco muriera. También apareció El Pavillón Azteca, y aunque tuvo auge al principio, el tiempo lo derrotó. Luego vino Triple A, empresa que sigue dando guerra, manejada por Toño Peña (qepd) Últimamente han surgido pequeñas asociaciones que tratan de progresar, pero lo veo sumamente difícil, ya que no basta con tener un grupo de luchadores y lanzarse a la guerra, sino es necesario tener una arena, un sitio donde presentar espectáculo cada ocho días y hasta dos veces por la semana.
Pienso que si Triple A -que se ha convertido en una empresa que ha invadido otros aspectos del espectáculo para hacerlo más vendible- construyera una arena en la que se pudieran dar otro tipo de espectáculos (como box, circos, conciertos, etcétera) obtendría una enorme ventaja, pues la ciudad de México tendría uno de los centros de diversión más lujosos y cómodos del mundo entero, pero como dijera una de las canciones de Juan Gabriel: «probablemente estoy pidiendo demasiado…»
El hecho de que el pancracio tenga multitud de empresas, genera más funciones y, por ende, trabajo para los luchadores, pero también trae confusión para los mismos, ya que la mayoría no sabe quién es el mejor peso medio mundial, porque posiblemente existan diez campeones mundiales de peso medio. Esto produce un fenómeno lógico y coloca a los campeones nacionales muy por arriba de tantos campeones mundiales. Por desgracia, la Comisión no es suficientemente enérgica para darle seriedad a este punto .y hacer que se respeten esos títulos.
Hubo un luchador, muy simpático por cierto, que dijo: «yo presumo de no ser campeón de nada, pero en mi palmarés existen victorias sobre muchos de ellos…» Ahora, si usted es un poco curioso, podrá ver cualquier programa de lucha y verá que fulanito de tal es campeón de peso medio de la arena X, otro es el rey de la arena Z, uno más es campeón de parejas de Naucalpan. Es decir, si existieran seis divisiones, cada arena tendría seis campeones. Si existieran cien arenas en la República, existieran seiscientos campeones, y ahora súmele los campeones mundiales, los mega campeones, lo campeones universales, etcétera. Fácilmente podríamos apostar que en México tenemos más de mil campeones, lo que quiere decir que «vale más no ser campeón que pertenecer al montón.»
NOTA: Se han examinado a cuatro atletas que deseaban obtener el nombre de Ñu, pero no han dado el peso ni la estatura. Hasta el momento permanece acéfalo ese sitio. Esperamos que más candidatos se comuniquen al correo electrónico de esta revista, para hacer la respectiva cita con la persona a quien le interese el nombre de ese luchador.
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