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Entre varias luchadoras –consagradas y novatas- con quienes he platicado, prevalece una constante que me motivó a realizar esta entrevista: muchas de ellas admiran a Marcela. Las técnicas quieren ser como ella y las rudas dicen que sería un honor enfrentarla, porque la consideran la mejor gladiadora del Consejo Mundial de Lucha Libre.
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Varios años antes de llegar a BOX Y LUCHA, vi luchar a Marcela en la arena San Juan Pantitlán. Me sorprendió que no fuera una súper estrella del CMLL porque dominaba la lucha a ras de lona como nadie. En aquel entonces, Marcela –quien muchas veces hizo pareja con Julissa- lucía un corte de cabello que la hacía ver muy seria y utilizaba un leotardo en colores rosa, azul y blanco que no dejaba nada a la vista; sin embargo, yo escuchaba que los aficionados le chiflaban o hacían comentarios sobre su cadera ancha y sus piernas gruesas y fuertes.
Ahora, estoy platicando con Elena Santamaría -la actual campeona nacional femenil del CMLL- afuera de los vestidores de la arena México. Cuando observo su nuevo vestuario (top y pantalón entallado en tonos plateados, con una mariposa rosa mexicano y azul eléctrico en la pierna) y su nuevo corte de cabello, inicio la charla preguntándole sobre su cambio de imagen, y Marcela me dice, casi al oído:
«Ai te va un secreto. Decidí ponerle una mariposa a mi nuevo traje porque hace tiempo me empezó a gustar un muchacho que me hizo sentir mariposas en el estómago. Esa situación fue clave en mi vida porque a partir de ahí le eché más ganas al gimnasio, bajé de peso y me hice otro corte de cabello. También cambié mi estilo de vida, ya que antes era esclava de la rutina y, sinceramente, no me sentía muy bien conmigo misma. Quizá, el nombre de Marcela sea muy sencillo, pero encierra todo lo fuerte y trabajadora que soy.»
A pesar de lo anterior, Marcela actualmente no tiene pareja, porque ésta hace tiempo le pidió que eligiera entre la lucha libre y él: «Ahora sólo cuento con el apoyo de mis hijos. Mi hijo tiene 19 años, y mi hija 10. A él no le llama la atención dedicarse a la lucha, porque le encantan las matemáticas y todo lo que tiene que ver con la tecnología. Mi hija dice que seguirá mis pasos y, aunque me da miedo que sea luchadora, estoy dispuesta a enseñarle todo lo que sé.»
Marcela, quien nació en el Distrito Federal, dice que -al inicio de su carrera- su madre se opuso a que incursionara en la lucha libre; sin embargo, hoy es su admiradora número uno: «Empecé a entrenar a escondidas, a los 14 años. Mi mamá me cachó y me prohibió seguir, porque quería que terminara la secundaria. Yo me aferré a esto, dejé los estudios un rato y después los retomé, para terminar mi educación básica. Tomé mis primeras clases de lucha con Panchito Villalobos, y con el tiempo he aprendido con otros maestros. Recuerdo a uno muy bueno que se apellidaba Salamanca, y a otros, también excelentes, como Virus, José Luis Feliciano, Shu El Guerrero y El Satánico.»
Cuando le pregunto a Marcela por qué duró tantos años trabajando en arenas chicas, me platica: «Empecé a luchar en 1986, en la época de Martha Villalobos y Pantera Sureña. En ese tiempo, me encontré con que no podíamos trabajar en el Distrito Federal, y además tuve que enfrentarme al machismo. Muchas compañeras se retiraron por falta de oportunidades. Yo seguí, y después me ausenté, hasta que hace como 12 ó 13 años retomé mi carrera en arenas como San Juan Pantitlán –con el promotor José Contreras- y otras más. En ese tiempo, Rapé a La Gata y a La Briosa; además, le quité la máscara a Migala y fui campeona del Estado de México.»
Marcela asegura que ella y Amapola fueron muy constantes en su lucha por entrar al CMLL: «Estuve tres años en Japón. Cuando regresé, a las dos nos cargaban la mano en los entrenamientos en el CMLL, y nos decían que esperáramos nuestra oportunidad. Yo respeto a las luchadoras de Triple A, pero no me gusta su estilo de lucha, por eso resistí y seguí –junto con Amapola- hasta que el señor Francisco Alonso Lutteroth nos abrió las puertas de la arena México. Poco después llegó Dark Angel al elenco.»
Cuando le comento a Marcela que muchas luchadoras la admiran, me dice que ella también aplaude los logros de las nuevas promesas: «Ojalá que chicas como Lluvia o Yeska logren que la lucha de mujeres siga en el gusto del público. Muchas veces me he preguntado por qué, de pronto, desaparecemos de las grandes empresas, si damos todo. Quizá sea falta de atención por parte de los medios de comunicación. Ojalá que BOX Y LUCHA nos siga apoyando a través de esta sección.»
Marcela dice que, como campeona, ha callado muchas bocas, y que para este 2009 tiene muchas metas: «Quiero abrir un negocio. En la lucha, pretendo dejar pelona a Hiroka, ser doble campeona y desenmascarar a Princesa Sujei, aunque sea muy entrona y junto a ella tenga unos combates durísimos.»