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En el ámbito independiente, dos jóvenes asombran a la afición con su técnica a ras de lona y su entrega a la hora de los golpes; se trata de los hijos de Negro Navarro, Los Traumas, quienes nos comentan cómo, uno de los obstáculos en su joven carrera, son los rivales a quienes vapuleó su padre, y que ahora con ellos se desquitan. Trauma II apunta al respecto:
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«Es un orgullo ser hijo de un gran luchador como Negro Navarro, nos obliga a estar en un nivel óptimo, y más cuando hay luchadores que se quieren desquitar con nosotros de lo que les hizo mi padre. Así es este medio, y no queda más que ir para adelante y no arrugarse ante nadie. Quienes quieren pasarnos facturas por rencillas con mi padre se llevan la sorpresa de que tenemos recursos luchísticos y coraje. Afortunadamente la afición gusta de nuestro trabajo, y ese es el mejor parámetro de nuestro nivel. No somos aéreos, respetamos ese estilo, pero a nosotros nos encanta la lucha a ras de lona, y hemos contagiado a compañeros, pues a la hora de luchar, se adaptan al estilo y buscan dar lo mejor. Nos hemos propuesto actualizar la lucha clásica».
Por su parte, Trauma I se dijo contento de que en casi 7 años de carrera, no han tenido la necesidad de abrirse puertas con su apellido por delante:
«Una de las razones porque no adoptamos el apellido Navarro para luchar es que queremos brillar por méritos propios. Mi padre nos ha impulsado a eso, para nada se mete en nuestras carreras, lo que nos ha permitido ser independientes y abrir nuestros propios caminos. No somos, ni seremos, como muchos hijos de luchadores que nada más arrastran el nombre. Mi papá nos ha dotado de las bases necesarias, y hasta ahí, lo que sigue es nuestra responsabilidad. Algo que nos inculcó fue ser luchadores serios, y no hemos dejado duda de eso. Nos sentimos orgullosos de estar, por así decirlo, revitalizando la lucha clásica. La afición disfruta nuestro trabajo, y nos alimenta día con día».