Apenas el 16 de noviembre Lluvia debutó en la arena Coliseo. Aquella ocasión no platicamos, pero me sorprendió ver que llevaba porra y que, cuando terminó de luchar, bajó del ring y mucha gente la rodeó para pedirle autógrafos y tomarse con ella la foto del recuerdo. Inclusive, alguien de seguridad le dijo que siguiera su camino a los vestidores, porque la siguiente lucha iba a comenzar y ella no podía detenerse tanto tiempo en el pasillo.
Casi un mes después, Lluvia se presentó en la arena México (el pasado 12 de diciembre) y ahora sí pudimos conversar: «Este es uno de los retos más grandes de mi vida, pero también es un sueño hecho realidad que pude lograr en muy poco tiempo, porque apenas llevo entrenando un año dos meses. Debuté en la arena Puebla; estaba muy nerviosa pero a la vez me sentía segura de lo que iba a hacer allá arriba. Mi maestro es El Satánico y gracias a él he aprendido todo lo que sé.»
Lluvia me comenta que a pesar de que ya forma parte del elenco del Consejo Mundial de Lucha Libre, después de su debut no tiene más fechas confirmadas para las arenas México y Coliseo, sólo en provincia, y que debido a ello está consciente de que hoy en día no se puede vivir de la lucha libre:
«Afortunadamente acabo de terminar mi carrera. Estudié Psicología en la Universidad del Valle de México, en el campus San Rafael, y estoy empezando a buscar oportunidades para ejercer mi profesión. Por el momento trabajo con mi mamá en un negocio de renta de computadoras. Si volviera a darse el caso de que vetaran la lucha libre de mujeres, definitivamente me iría como independiente, porque esto es algo que no puedo dejar.»
Lluvia es sobrina de Herodes y dice que desde niña le gustaba la lucha libre, pero que no podía entrenar porque sus estudios no se lo permitían. Su nombre de batalla tiene mucho que ver con su personalidad: «Me identifico con la lluvia porque soy delicada como ella, pero a la vez agresiva como una tormenta. Sé que todas las luchadoras de la empresa son muy talentosas, pero yo siento una admiración especial por Marcela y quiero llegar a ser como ella. Ojalá tenga el honor de ser su pareja en alguna ocasión.»
Como psicóloga, Lluvia está convencida de que la lucha libre es un desahogo: «Hay muchas emociones que atapan tanto al público como a nosotros los luchadores. En lo personal, me gustan los piropos y también procuro que los aficionados sigan de cerca lo que hago en el ring. Conseguir que a uno le aplaudan o le griten es muy difícil porque la gente cada vez exige más, pero eso nos motiva a ser mejores y a dar más.»
Sigo platicando con Lluvia; me dice que es hija única, que es muy caprichosa y que siempre se sale con la suya para cumplir todo lo que quiere; por eso, sus padres decidieron apoyarla en su incursión en la lucha libre. Debido a que Lluvia es muy joven y esbelta, no dejo de sorprenderme cuando me dice que es madre de una niña de seis años, de nombre Tabatha, a quien siempre lleva a las arenas porque le encanta ver a su mamá en acción. Para despedirse de los lectores de BOX Y LUCHA, agrega: «Por favor, sigan de cerca mi trayectoria, porque aunque es muy corta espero darles muchas sorpresas.»