“La epilepsia no me retirará de la lucha”: La Zorra

    LA Zorra sufre de epilepsia; sin embargo, disfruta mucho trabajar como luchadora independiente: “Elegí luchar como La Zorra porque es el nombre de un animal sagaz, cauteloso y astuto; por eso, y a pesar de mi enfermedad, seguiré en la lucha libre. Aunque nunca he tenido una crisis en el cuadrilátero porque he aprendido a cuidarme, no he podido integrarme a alguna empresa porque no rendiría como se requiere.”

Esta gladiadora también es sastre y da clases de spinning y aeróbicos: “Mi papá es fisicoculturista y me inculcó la disciplina; sin embargo, preferí la lucha a las artes marciales, que también practiqué. Soy acelerada y enojona, pero también cariñosa. Me gusta mucho el orden en casa, y en la lucha exijo ser respetada. No tengo máscaras ni cabelleras ganadas, pero sí muchos aplausos. Disfruto trabajar en los reclusorios, para divertir a quienes perdieron su libertad.”

    La Zorra –quien mide un metro con 80 centímetros y pesa 94 kilos- impacta a quien la mira por primera vez: “En el ring no puedo volar porque es probable que abra el piso. Mi esposo también es independiente, y lucha como El Felino de la Muerte. Nos respetamos mucho, sólo discutimos por problemas pequeños y tenemos dos hijas: una de 14 años y una bebita de un año. A mi hija mayor no le gusta mi trabajo, teme que me lastimen; sin embargo, me apoya mucho. Hace tiempo me rompieron la rodilla izquierda. Duré seis meses en cama y no quedé bien; siempre hay hinchazón. Tengo 10 años en esto y recuerdo que La Nazi fue mi madrina cuando debuté; era la única de mi estatura. Ser independiente me satisface, porque hasta he llegado a la televisión. Cuando transmitieron un programa que grabamos, sobre las mamás luchadoras, mi bebita estaba en el hospital porque tenía hidrocefalia. Fue una experiencia muy triste.”

    La Zorra se despide con un mensaje: “Una mentada de madre es un aplauso para mí. Los promotores deben pagarme lo que pido, porque como una estrella, corro riesgos y tengo mi licencia para luchar. Cuando me retire, no regresaré queriendo ser más. Mi mejor recompensa será que la gente me recuerde, me aplauda y no me compare.” Amigas, ya saben a donde escribirme: mujeres@boxylucha.com. Un abrazo.

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