En general, cuando empecé a hacer entrevistas se me hacía difícil, pues me preguntaba a mi mismo: “¿qué hago si no quiere dar la entrevista?”, “¿cuáles preguntas le haré?”, “¿con cuál pregunta empiezo?” y otras semejantes. En general no había tratado luchadores a nivel personal, no sabía de su carácter, si les molestaban cierto tipo de preguntas, etcétera. Ya cuando tuve algo de experiencia comenzó un nuevo reto: entrevistar luchadores japoneses. No sólo se trataba de la dificultad en la comunicación por la cuestión del idioma, se trata de personas con otra cultura, otra forma de pensar, otras costumbres, por lo mismo dudaba mucho cuáles preguntas hacerle.
Poco a poco adquirí confianza, pues la mayoría habla lo básico del español, dicen su estatura en centímetros (no metros). No hay problema con su fecha de nacimiento (incluso las mujeres la dicen sin molestia), en cambio en tipo de hombre (o mujer, según cada caso) no dan muchos detalles, contestan por compromiso, pues consideran indiscreto preguntar eso. Varias personas les hablan en inglés a los luchadores japoneses como para facilitar la comunicación, eso a veces funciona, pero los japoneses (así como los mexicanos en general) hablan lo básico del ingles, en realidad no lo dominan, sirve más si uno les habla al menos algunas palabras en japonés para ejemplificarles o para darles opciones, además con eso ya hablan con un poco mas de confianza. Por ejemplo, si uno hace la autopresentación en japonés (“hola me llamo Fulanito, qué tal, mucho gusto…”) a ellos les da gusto y acceden tranquilos y con confianza a la entrevista.