Cuando se tiene la seguridad que da el conocimiento y las ganas de comerse el mundo propias de la juventud, el éxito sólo es cosa de tiempo, y Ángel de Oro lo sabe. A este lagunero de 20 años lo conocimos el pasado 21 de marzo, cuando tres ángeles resguardaron la llegada de Héctor Garza a la lucha de cabelleras que sostendría con El Hijo del Perro Aguayo.
Desde entonces, las tres siluetas fueron enigmáticas, se veían en todas partes pero nadie sabía nada de ellas. Con el tiempo se perdieron, pero no todos, pues el 4 de julio se anunció en la cartelera de la arena México la llegada del Ángel de Oro, aquí un poco más de él:
«Soy de la Comarca Lagunera, ahí crecí viendo la lucha gracias a mi papá, que luchaba como Apolo Chávez, a él le debo el amor por este deporte y mis inicios, porque me enseñó las bases. Cuando terminé la prepa decidí irme a Guadalajara (diciembre de 2006), donde entrené con uno de los mejores maestros de lucha, Gran Cochisse, que es discípulo del Diablo Velasco, estuve ahí seis meses y fue cuando decidí venir a la capital».
Sin duda llegar a la Meca de la lucha libre mexicana no sería una decisión fácil: «Fue muy importante, me decidí y afortunadamente el Consejo Mundial de Lucha Libre me dio la oportunidad; pisar la arena México es un sueño hecho realidad y pase lo que pase estoy feliz de haber logrado esa meta, ahora voy por más».
El Ángel de Oro debutó como profesional el 14 de julio de 2005. A tres años de distancia, poco a poco se está convirtiendo en una firme promesa de la lucha libre. Junto al Ángel Azteca Jr., ha demostrado cualidades que lo pueden hacer levantar el vuelo muy alto: «Quiero ser uno de los consentidos del público, una figura destacada, viajar al extranjero. Doy y seguiré dando el cien por ciento en cada lucha para ganarme un lugar, mi esfuerzo y cualquier sacrificio es para la gente», agregó.
Pulido ahora por los profesores del CMLL, Ángel de Oro tiene un futuro prometedor, pero no olvida a quienes le dieron las alas para emprender este viaje: «Agradezco a mis padres por todo su apoyo y cariño, por creer en mí, por ellos llegué aquí».