Normalmente resulta complicadísimo combinar los deportes de fisiculturismo y de lucha libre; el primero requiere de dietas muy específicas, agotadoras rutinas de pesas, determinado reposo y complementos alimenticios carísimos, entre otras cosas. Si bien para el oficio de luchador se recomienda cuerpo atlético, en realidad hay más atención a otros aspectos como: acondicionamiento físico (aeróbics, resisténcia física, etcétera), llaveo y contrallaveo, gimnasia (acrobacia y elasticidad) y, para cuestión estética y emocionar más al público, los vuelos.
Rara vez funciona el paso de fisiculturista a luchador o la combinación de ambos deportes. Como un agradable ejemplo de alguien que sí lo logró se encuentra Salvador Cuevas Ramírez, el cual contaba con numerosos reconocimientos regionales y nacionales de fisiculturismo cuando comenzó su exitosa carrera de luchador con el personaje de Supremo. A su ventaja en cuanto a fuerza y llamativo físico, Salvador adquirió una depurada técnica, un estilo rudo huracanado y castigos fuertes, efectivos, demoledores. Peso welter natural, se coronó varias veces, además destapó a varios rivales, pero en su afán por mantenerse en el estrellato en el CMLL y ampliar su racha de victorias, se jugó la tapa en diciembre de 1992 en la arena México ante Pierroth Jr. ante quien cayó derrotado. A pesar de eso todavía deseaba, a manera de venganza, ganarle el campeonato mundial semicompleto CMLL a su verdugo, lo cual no consiguió. Salvador se fue a vivir a su querida Tijuana. Desgraciadamente el lunes 3 de mayo de 2010 se dio a conocer la triste noticia: Salvador había fallecido. Honor a un gran atleta.