Recuerdos del Villano III – 2943

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Hola queridos amigos. En esta ocasión contaré una cosa chistosa que pasó en Tijuana, Baja California. Se encontraban el Búfalo Reyes y La Furia, por esas tierras, ellos eran muy amigos aquí en la ciudad y donde quiera que se encontraban se veían con mucho gusto, yo los conocía, incluso llegué a tener un compadrazgo con el Búfalo Reyes ya que soy padrino de quince años de una de su hijas, y a La Furia lo conocí cuando entrenaba en los baños «Gloria», él luchaba como Al Hernández en plazas como El Cortijo, después le llegó la oportunidad en la Empresa Mexicana de Lucha Libre y ahí fue donde lo enmascararon como La Furia; ambos eran muy buenos luchadores.

«Esa vez habíamos comenzado una larga gira por toda la Costa del Pacífico, todo ese tour se llamaba Caballo Blanco porque llegaba uno con todo el hocico sangrando pues era mucho el trabajo y poca la paga; El viaje de trabajo nos llevó a diversos lugares como: Guadalajara, Ciudad Obregón, Guaymas, Mexicali, Tijuana y Ensenada para regresar nuevamente, a Ciudad Obregón. Había compañeros luchadores que se quedaban tres o cuatro meses de gira por allá, por lo general eran elementos que empezaban en la lucha y en esa gira se fogueaban, desde luego que había elementos de comprobada calidad que eran los que llevaban el peso fuerte del cartel».

En una de tantas semanas que estuvimos por esas tierras, se suspendió una función así que nos vimos obligados a descansar, por lo tanto El Búfalo y La furia decidieron irse a tomar unas cervezas.-

-¡ Si mano, vamos!.

– Lo que tu digas hermano, eso se hará.- se decían mutuamente.

Llegamos a la avenida Revolución de Tijuana. Por esas calles había mucha vida nocturna. Ahora es muy peligrosa esa zona ya que hay mucha delincuencia. Se fueron a meter a un centro nocturno, ya pasados de copas se salieron de ese antro y se iban alabando uno al otro:

-Yo te admiro, eres mi hermano, si alguien te hace algo te defendería como un león.

-Por ti me quito la camisa, soy capaz de hacer lo que sea necesario con tal de tu estés bien hermano.

Seguían hable y hable, y las adulaciones en todo su esplendor. Como lo dije líneas arriba la paga era poca y uno tenía que mandar a pedir dinero par aguantar esa gira».

Caminaban por la calle, abrazados, apoyándose uno al otro, de repente vieron un papel que volaba con el aire de la madrugada, era un billete de cinco dólares. Raudos los dos se abalanzaron por el billete.

-Yo lo agarre primero -decía uno-.

-Desgraciado el billete es mío.

-Yo lo vi primero.

-¿No que muy hermanos? les preguntaban.

Cada que platicaban esa anécdota era risa y risa, porque se estimaban bastante. Fue muy chusco todo eso porque se estimaban pero la necesidad era más grande. Los recuerdo con mucho cariño porque el Búfalo Reyes y La Furia eran grandes gladiadores a los que les aprendí mucho. Espero sus comentarios a ardimen3@yahoo.com

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