«Cuando empecé a luchar, me gritaban lagartija»: La Sombra

Una de las carreras que más rápido se han consolidado dentro del Consejo Mundial de Lucha Libre es la de La Sombra, pero ¿cómo fueron sus inicios? El luchador relata:

Al principio a mi mamá le daba gusto que luchara, ahora ya no tanto

«Desde que nací he tenido contacto con la lucha libre, ya que mi padre y la mayor parte de mi familia se ha dedicado a la práctica de este deporte. Desde que mi papá me tuvo en brazos, me dio mi primera clase. Desde mi abuelo, Mr. Atlantic o El Moro, nace esta dinastía, luego mi papá, que fue El Brillante, y mis tíos Diamante, Zafiro y Espanto Jr. Desde niño acompañaba a mi papá a las arenas y quería tomarme fotografías con todos los gladiadores; aunque nunca me permitieron entrar a los vestidores, me las ingeniaba para verlos y tocarlos. Fue hasta que empecé a luchar que tuve contacto directo con ellos.

«Desde que tengo uso de razón me subía al ring a jugar, a dar maromas, eso era entre lucha y lucha. Poco a poco mi padre me fue enseñando los secretos de esta actividad. En la escuela pocos sabían que mi papá era luchador, pero yo no podía decir a qué se dedicaba y tenía prohibido jugar luchitas con mis amigos. La lucha libre me fue gustando hasta que me dedique cien por ciento a practicarla. Entrené de los seis años hasta los trece, y cuando estaba solo, me podía a sacar vuelos y castigos.

«Un tiempo me fui a entrenar con el hermano de Stuka, que luchaba con el alias del Dandy, quien comentó a mi papá que sí me podía debutar porque ya estaba listo para hacerlo. Mi padre le pidió dos meses para que me presentara, lo hice en una tercera lucha como Brillante Jr, al lado de mi padre y mi tío Zafiro contra El Moro, Áspid y El Fúnebre, en el gimnasio El Ranchero; yo tenía 13 años. Estaba muy nervioso, tenía miedo de subir al ring, estaba muy delgado, por lo que la gente me empezó a gritar ‘¡Lagartija, ponte a comer!’ y muchas cosas más. Quería subir de peso rápidamente y me metí al gimnasio hasta que dejaron de burlarse, pero había una buena parte de la gente que me daba ánimos y palabras de aliento.

«Al principio, a mi mamá le daba gusto que luchara, pero más le gustaba que estudiara y que la lucha sólo fuera un pasatiempo, aunque siempre le gustó que hiciera deporte y practicara en el gimnasio. Cuando ya vio que la cosa iba en serio y que me tenía que venir para México, quería que me quedara. En este momento ya está más tranquila y entiende mi profesión, y más porque ve el lugar donde estoy y lo que he logrado. En un principio que iba de visita a la casa de mis padres, mi mamá insistía en que me quedara, pero se ha acostumbrado con el paso del tiempo.

«No tengo hermanos, sólo dos hermanas, una de 24 años y otra de 16, y no se dedican a la lucha; valió la pena tanto esfuerzo y tanto sacrificio y quiero consolidarme porque aún no me siento estrella; quiero serlo, sobre todo a nivel internacional. De niño jugaba a las canicas, trompo, futbol y lucha libre. Hubo un tiempo que me gustó el futbol pero ya estaba decidido a ser luchador. Agradezco esta entrevista y le pido a todos los lectores que sigan mis pasos».

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