Máscaras, trapos que maravillan

Las máscaras son unos trapos maravillosos, por lo menos a mí me gustan tanto que los últimos 20 años me he dedicado a coleccionarlas. Las primeras máscaras que tuve fueron las clásicas que venden afuera de las arenas, las que tenían un pedazo de hule mal cosido y pintado a los lados el nombre o la figura de esos ídolos del momento.


Poco a poco con la ayuda de muchísima gente fue que mi colección se fue haciendo más grande. Tuve cientos de ellas, tantas que entre mis otros 2 hermanos y yo las guardábamos en costales que mi mamá cosía para tal fin, cada que había alguna fiesta; como por ejemplo ahora diciembre, mi papa solía llevarnos a casa de mi abuelita donde por lo general se reunía toda la familia y ahí aprovechábamos la ocasión para levar las mascaras y armar la cámara húngara en contra de mis primos.

En esa época te valía que trajeras puesto un trapo mal cosido, les juro que se sentía uno tan grande y poderoso como Mil Mascaras o Huracán Ramírez, nada mas de traerla puesta, hasta caminabas despacito para que luciera la capa, esa gacha hecha de una toalla o de un pedazo de sabana.

La arena que mas visitábamos era la arena Apatlaco, habían mas arenas cerca de aquí, como la Xochimilco o la San Juan, incluso la Santa Martha o hasta la arena Azteca que estaba en calzada Tulyehualco, pero en esa época ni la calle estaba pavimentada, para ir a San Juan tenias que dar una vuelta enorme, no como hoy en día que por periférico hacemos la mitad de tiempo.

Teníamos mas relación con la arena Apatlaco, que estaba administrada por Don Raúl Reyes (Q.E.P.D.), porque exactamente atrás de casa de mi papa vivía un luchador local de tal arena, su nombre luchistico Macabric, también su hermano que en algún tiempo lucho como Jhonny El Suavecito que hacían pareja con Delicado del Morral.

También en la misma colonia como a una cuadra vivía El Cebollas réferi de cajón de dicha arena, le decían El Cebollas simplemente por su pelo canoso y al otro réferi yo le decía El Aguacate porque a esa edad me pareció que si uno era cebolla, el otro tenía que ser algo complementario.

La lucha libre ha sido siempre mi natural en mi vida, así como para muchas familias hablar de finanzas o para otros hablar de viajes alrededor del mundo es natural -jajajaja, ¡si cómo no!- en mi casa se hablaba de lucha libre.

Otro día les sigo contando mas porque en realidad hoy quiero hablarles de lo que mucha gente considera trapos viejos y sudados, lo que mas tristeza me da es que quien más mal se expresa de una máscara es supuestamente ¡un aficionado de hueso colorado!

Si una máscara luchada es un pedazo de tela cosida en forma de bolsa que cubre y brinda una identidad nueva a quien la porta, bien o mal cosida, -ese es otro punto que después tratare- que con el uso constante se va desgastando, sudando, ensuciando etc.

Pero ¿qué tiene una máscara que hace que cientos o hasta miles de aficionados deseen tener una réplica en sus manos y algunas veces hasta se hacen maromas con tal de obtener una original? no lo sé, ¿magia? yo creo que sí.

Yo no soy de la idea de ver todas las cosas como simples objetos porque con esa visión el pañuelo con perfume de una novia no tendría sentido, así mismo el suéter tejido por tu abuelita seria solo estambre, la carta que te manda un familiar desde muy lejos solo seria papel y letras, el porta-retratos que te hace un hijo en la primaria para el día del padre no sería más que un montón de papel mal cortado y mugrosos palitos de paleta.

Obviamente tampoco puedo ir por la vida con esa visión porque estaría sepultado en cartitas de mis novias -órale con el modesto- y mi closet lleno de bufandas hechas por mi abuela. Así con ese mismo criterio yo catalogo mis mascaras.

Coleccionar mascaras es en mi caso algo más que un pasatiempo ya que no las tengo solamente por tenerlas, la gran mayoría representan algún momento o me llena el espíritu y es por eso que las conservo.

Esta mascara fue usada, no sé si por un hijo ejemplar, o un gran ser humano, no lo conocí como para decir algo así, lo que sí puedo decirles es que este hombre dejo la vida en un ring, ¡sí, dejo la vida en un ring!, entonces la lucha libre no es tan falsa como mucha gente quiere hacer creer. Si murió luchando, entonces creo que un luchador merece respeto porque está arriesgando la vida por darnos un espectáculo, por agradarnos.

Las porras y los abucheos no son personales, ¡son parte de la diversión! al final de la lucha los más malos van a ver a sus hijos y los más buenos se ríen de alguna grosería. Estos ídolos se dan un baño, se visten, les pagan por su lucha, van adoloridos, heridos, riéndose, no sé, tantas cosas. Hoy todo término bien, gracias a Dios, mañana no saben si bajaran con vida del cuadrilátero.

—————-actualizacion 22 diciembre 2008———————————-

 

Recuerdo que en las arenas había una práctica que si bien no era común, tampoco era tan extraordinaria como lo sería hoy en día.
Me refiero a que en alguna lucha, le quitaran la máscara a algún gladiador y que después la arrojaran al publico… es de todos sabido que mil mascaras solía llegar con alguna mascara encima de otra. que al llegar al ring se despojara de la tapa superior y la aventara al publico – no recuerdo que alguna vez lo hiciera en México, corríjanme si estoy mal— pero repito, me refiero a aquellos luchadores que en algún momento eufórico le quitaran la tapa a su oponente y la aventaran al público presente.

Ese pequeño «premio» o «souvenir» provocaba alaridos…. suertudote el que se llevara tal premio.
Incluso existía en las arenas- chicas o grandes- un grito que ya no se escucha o por lo menos ya no he escuchado en años. ese grito era así
» mascara» «mascara» «mascara» y era el publico mismo que pedía que despojaran de la máscara a alguien. se le incitaba a alguien que arrebatara esa tapa y que después la arrojara. Hoy en día veo con un poco de tristeza que aun rompen las mascaras al calor de la batalla pero curiosamente ya no la avientan al público (mejor se la llevan de recuerdo ellos).

Por que ya no la aventaran? bueno la verdad si conozco el motivo…. pero ese pequeño detalle de aventar la máscara era más bien «un detallazo!» ese recuerdo se queda en el corazón del aficionado por toda la vida…. y los demás tratamos de volver a la semana siguiente a ver si ahora si somos los afortunados.

Tal vez si hoy en día siguiera esa práctica, existirían mas aficionados de hueso colorado que no supieran de boom´s y que seguirían llenando sus arenas.

 —————-actualizacion 28 de diciembre 2008—————

Cada máscara nos cuenta una historia… cada persona y cada personaje tiene la propia y algunas de ellas están llenas de calamidades y otras estan llenas de suerte. Conocer la historia detrás de cada mascara y de cada luchador que las porta sería maravilloso aunque no todas valen la pena escucharse y otras jamás las vamos a conocer.

¿Que lleva a un luchador a ser enmascarado? cuenta la historia que en otros tiempos se especulaba mucho si debajo de una máscara se estaría escondiendo algún ladrón o prófugo de la justicia, que a lo mejor era alguna persona deforme o con algún defecto que quisiera esconder.

Uno de los aspectos fascinantes de una máscara es que oculta la identidad de una persona y nos lleva a imaginarnos a cuestionarnos en muchas ocasiones quien será esa persona. ¿Qué tal si el Santo es mi vecino?… o mi tío y nunca nos ha dicho? que tal si es alguien que yo conozco??

Creo que en algún momento, todos hemos soñado despiertos pensando…»si yo fuera luchador, ¿como me llamaría?»
Y nos imaginamos un nombre de batalla, algo que nos guste mucho o que refleje nuestra personalidad… hasta nos imaginamos una máscara que represente esa identidad secreta que nos gustaría fuera una interrogante para los demás…… pero que tal que lo que yo pensaba seria un éxito, resulto un tremendo fracaso? muchos cambian de mascara, de identidad, se buscan una nueva o de plano hasta se compran una identidad ya hecha.

¿Pero que hay en una máscara que TAMBIEN nos muestra sin querer lo que el luchador no tiene intenciones de mostrar?. A veces la máscara nos dice más de lo que deberíamos saber…

 

¿Que les dice esta mascara?… a mí me dice que el dueño tuvo que agarrar un pedazo de tela de alguna cortina o fue un pedazo de tela que se encontró en algún lugar, que el que la cosió no era un experto costurero y mucho menos un mascarero de elite, que la época era dura y la economía aun mas, pero que algo tenía que hacer para ganarse unos pesos… a lo mejor ni pesos eran, más bien le daban su chesco y su torta si su suerte era mucha.

Posiblemente nunca alguien le pidió un auto, ni una foto… nadie se acerco a él para comprarle su máscara.

Pero les aseguro una cosa… jamás se subió a bailar arriba del ring.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra