Lucha aérea, ¿moderna?

El hombre, desde hace miles de años, cuando vio a los pájaros y a otras especies volar deseó imitarlos, pero sin alas parecía imposible. Dédalo e Ícaro se pegaron plumas pero… algo falló. Se inventaron aparatos, globos aerostáticos, avionetas, aviones, Helicópteros… pero el hombre dependía de cosas externas.

Ahora varios luchadores han hecho realidad el sueño de volar, y muchos aficionados disfrutan ese espectáculo, se emocionan con los vuelos de esos ágiles elementos; giros acrobacias en esta evolución de la lucha pero… ¿se trata de algo novedoso? Para nada.

El 21 de septiembre de 1933 inició formalmente la EMLL, y desde las primeras funciones el público disfrutaba los topes del Chino Achiú, así como de patadas voladoras (existe polémica si un japonés llamado Matsuda las trajo a México). Después los mexicanos aprendieron de los pioneros extranjeros. Curiosamente el estilo aéreo dentro de los mexicanos lo iniciaron tres elementos con equipo fúnebre: Black Shadow, Fantasma de la Quebrada y Rayo de Jalisco (tal vez los tres se adelantaron a su tiempo).

Black Shadow, además de una gran agilidad para ejecutar topes (de frente, de costado y mortal atrás), contaba con tremenda elasticidad. Parte de su magia terminó cuando lo destapó es Santo el 7 de noviembre de 1952 en la arena Coliseo del D. F.

Al Fantasma de la Quebrada lo multaban por cada vuelo, pues, consideraban, arriesgaba mucho su integridad, incluso su vida. Ya no realizó topes, terminó parte de su magia, luego, en un acto desesperado apostó la máscara en 1963 ante el Enfermero, perdió la tapa (y la bota, pues terminó muy lastimado del tobillo por la tremenda cruceta) y casi terminó su carrera.

Max Linares, cuando personificaba a Doc Curtis ejecutaba maravillosos vuelos, pero… a casi nadie emocionaba; un día usó máscara y equipo fúnebre, y el público lo idolatró.

Hay otros ejemplos, como Gorilita Flores (de 1952 a 1954 su época de gloria) con su tope supersónico, también el Marqués, campeón de clavados, ejecutaba tremendos vuelos como si fuera a caer en una alberca. También se recuerda a Rey Volador (elemento de los años 70 en san Juan Pantitlán, entre otros locales), el cual le hacía honor a su nombre, desgraciadamente contaba con poco peso, además perdió la máscara. Super Astro, con apenas 1.55 metros, pero 80 kilos de fibra, muy compacto, emocionaba con sus topes sin meter las manos.

Ahora abundan los luchadores aéreos, incluso de gran peso, como los Head Hunters I y II con sus mortales atrás, y Undertaker con su tope por encima de la tercera.

Así, resulta grandiosa, emocionante la lucha aérea, pero no nueva, los topes y las patadas voladoras tienen más de 75 años de existir en México.

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