C: Carolina
S: Saúl
M: Maestro
C: ¡Hola Saúl! ¿Cómo estás? Tanto tiempo sin vernos.
S: Hola Caro, estoy bien, muy contento de verte después de largo rato.
C: Pero cuéntame, ¿qué has hecho en todo este tiempo?
S: Pues… lo normal… el trabajo, la casa, en fin… nada nuevo…
C: Por cierto, ¿cómo vas en tu carrera? ¿Ya mero terminas?
S: Este… Bueno, mejor cambiemos de tema, todavía no termino la carrera…
C: Pues apúrate, para que así pueda llamarte «licenciado».
S: Sí, espero apurarme…
C: Ya no quieres continuar con este tema… mejor dime: ¿cómo vas en tu trabajo?
S: Pues ya sabes… lo normal, hago entrevistas, escribo artículos, en fin…
C: Y cuéntame: ¿cómo se te hacen las entrevistas? ¿difíciles? ¿te cuesta trabajo?
S: Pues… varía… ya sabes… La mayoría sí accede… aunque luego vienen los reclamos cuando no se les publica, ja ja ja. Otros llegan aprisa, me dicen «ahorita» o «cuando salga» y, claro, se les olvida, salen de prisa de los vestidores y ni se despiden.
C: ¿Y las luchadoras? ¿Cómo se portan?
S: Al principio se me hacía muy difícil comenzar la entrevista, ¿qué les pregunto primero? Ya sabes, su edad o fecha de nacimiento no, se vayan a molestar, además prefiero hablarles de «usted» y no de «tú» para mantener respeto y distancia, ya sabes.
C: ¿Y ellas cómo se portan?
S: Curiosamente muy bien, no desconfían, ni me piden credencial o acreditación. Por si las dudas, les hablo de «usted».
C: ¿A poco?
S: Sí, al principio yo esperaba lo contrario: más dificultad para entrevistar a las mujeres, pero no. También se me hace complicado entrevistar extranjeros.
C: ¿Por el idioma?
S: Bueno, sí, un poco, pero la mayoría se da a entender bastante. Más bien me refería a la cuestión cultural, por ejemplo, un vez entrevisté a Hiroka, una japonesa, ¿la conoces?
C: No.
S: ¿No?
C: Es que… no me gusta la lucha libre.
S: ¿Por qué?
C: Se me hace muy violenta… ¿Pero cuéntame más!
S: Ja ja ja. Pues te decía, las japonesas , por ejemplo, enseguida me dan su fecha de nacimiento, a diferencia de varias mexicanas, pero se molestan cuando les pregunto su tipo de hombre preferido, en cambio las mexicanas me responden rápido a eso con referencia a cuestiones emocionales, aunque en cuanto a hombres, mexicanos y japoneses se parecen: prefieren la cuestión física: color de piel, de pelo, de determinada talla, etcétera.
C: Bueno, eso me parece normal.
S: Pues sí… Por cierto, te ves muy interesada en el tema, ¿y eso que no te gusta! ¿eh? Recuerdo también cuando entrevisté a Kenzo Suzuki, otro japonés.
C: ¿Y por qué me mencionas dos japoneses?
S: Pues… se me hace un reto especial entrevistar a extranjeros, no sólo la cuestión del idioma, también se trata de otra educación, otra cultura, en general uno aprende a tratar a personas, se hace uno más sociable…
C: Ya llegó el maestro.
M: Buenas tardes.
C: Buenas tardes.
S: Buenas tardes..
M: Vamos a empezar la clase.
C: Luego seguimos con lo de tu trabajo Saúl. S: Sí claro.
M: ¿Tienen su tarea?
S: Chin, no la trje.
C: Ya ves, todo por entrevistar a japoneses.
M: ¿Cómo japoneses? Estamos en la clase de coreano.
S: Sí, pero no he conocido luchadores coreanos para entrevistarlos.