Supremo II atiende su propio gimnasio

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El momento más impactante de la conversación vino cuando don Julio González se quitó la camiseta y se puso la máscara dorada. Posó como en aquellas noches de gloria en la Empresa Mexicana de Lucha Libre: tensando el torso y los hombros, tomándose las manos apenas abajo del ombligo. Y dejó de ser don Julio para convertirse por un instante en Supremo II, aquel que perdiera el incógnito ante La Sombra en la arena Coliseo, en 1993.

“Después de perder la máscara, seguí unos años en la EMLL; a la salida del señor Juan Herrera del departamento de programación, dejó de irme bien, pues entró Peonono Medina y me relegó, sólo le daba trabajo a un grupo que era de su simpatía. Después llegó Javier Llánez, y la situación se repitió. Opté por dar las gracias en la empresa, y luché de manera independiente de nuevo con Juan Herrera, aunque ya no duró mucho, porque Juanito dejó la promoción. En ese momento, decidí invertir mis ahorros en un gimnasio. Poco a poco lo he ido levantando. Empecé rentando un local, pero desde hace tres años lo instalé aquí, en la casa de ustedes, en Santa Cruz del Monte, Naucalpan”.

Antes de ser Supremo II, don Julio (quien actualmente tiene 47 años) luchó como Mr. Fama en la arena Naucalpan, en 1987. Fue MSI quien lo recomendó en la EMLL, donde trabajó durante 9 años. Al igual que a su compañero Supremo I, si algo lo distinguía, era el físico portentoso:

“En aquellos años lográbamos buenos físicos con puro gimnasio y una alimentación adecuada, no era como hoy, que sobran sustancias para inflarse. En la actualidad, a muchos luchadores se les hace fácil meterse chochos, pero luego andan sufriendo por el rebote”.

En la EMLL, Julio González guardó por un rato el equipo de Supremo II para adoptar otro personaje: Linx, de la tercia Los Gatos, completada por Felino y Fiero. Al respecto, el entrevistado recuerda:

“Los Gatos (creación de Marco Moreno y Juan Herrera) surgieron para luchar contra Los Metálicos (Oro, Plata y Bronce). Durante un año nos fue bien como tercia, pero al salir de la empresa Juan Herrera todo cambió, dejé de tener trabajo y retomé el personaje de El Supremo”.

Además de atender su gimnasio, don Julio asesora a personas para competencias de fitness y fisicoculturismo (disciplina en la que ganó Mr. Estado de México en 1985). Reconoce que aunque disfruta su vida, extraña el ajetreo de las giras. Apunta que él y la lucha están a mano:

“No le debo ni me debe, por eso sigo luchando. Las consecuencias más graves de haberme dedicado a este deporte fueron lesiones en rodillas, hombros, y especialmente en el nervio ciático, que me duele mucho cuando hace frío”.

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