“Soy la única luchadora que pertenece al Grupo Internacional Revolución”: Lady Rabbit

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A Lady Rabbit no le gustan las entrevistas. Aunque no viste ropa ajustada y oscura ni utiliza un fleco que le cubra casi toda la cara, dice que es “rara como un emo” pero que le caí bien y que por eso accedió a platicar conmigo. Ella llegó a nuestra cita acompañada por su esposo, a quien he visto luchar constantemente en la arena Naucalpan como Judas El Traidor. Por fin, después de varios ajustes en el horario de nuestro encuentro (ambas teníamos varias actividades que nos obligaron a cambiar la hora pactada) estamos conversando en el asiento trasero de su coche, afuera del metro Instituto del Petróleo.

Lady Rabbit dice que a lo largo de su carrera ha tenido varios periodos de ausencia, pero que durante 10 años ha sido constante arriba del ring. En ese tiempo perteneció a varias empresas, como el Consejo Mundial de Lucha Libre y Triple A. Hoy en día, es la única luchadora que forma parte del elenco del Grupo Internacional Revolución. Cuando le pregunto por qué desde hace unos meses volvió a desaparecer la lucha de mujeres de la arena Naucalpan, responde:

“En verdad desconozco el motivo. Sólo sé que Martha Villalobos y Rossy Moreno –quienes habían formado Las Guerreras Revolucionarias- hicieron cada una su grupo y se llevaron a quienes consideraban que eran las mejores luchadoras para su elenco. Yo sigo entrenando con mi esposo en la arena Naucalpan y también estoy esperando rivales. Mientras en IWRG no me den trabajo, me contrato por mi cuenta, aunque sigo perteneciendo a la empresa.
“Sé que el sueño de muchas luchadoras es llegar a las grandes empresas, pero a mí me resultaba muy difícil adaptarme a un ritmo de trabajo tan pesado como el que ahí se tiene. Después entendí que yo amo la lucha libre y que lo importante es trabajar, sea donde sea.”

Elvira García Fajardo inició su carrera como Baby Centella. Luego, en el Consejo Mundial de Lucha  Libre fue Principessa, después de que Juan Herrera la invitó a pertenecer a la empresa. Tiempo después, Juan Herrera se fue a Triple A y volvió a invitarla a formar parte de la Tres veces estelar. Entonces, Antonio Peña (qepd) la enmascaró como Lady Discovery, pero ella no se sentía a gusto utilizando la capucha y terminó por seguir su camino como independiente.

“De uno de mis tantos sueños infantiles –porque hasta la fecha sigo siendo muy infantil- nació Lady Rabbit, un personaje con el que me siento muy identificada. Hasta la fecha tengo dos cabelleras ganadas, entre ellas la de Nora Roldán. Hace varios años le quité la máscara a Lady Night, quien ahora lucha como La Mujer Demente. Mi triunfo más reciente es la máscara de Cat Woman que conquisté en Pantitlán, en una lucha de jaula donde participaron 8 gladiadoras.”

Lady Rabbit está convencida de que hoy en día no se puede vivir de la lucha libre; por eso trabaja en un reconocido centro de juegos de apuesta y, además, atiende su propia estética. Me comenta que le encanta leer y salir a tomar café con su esposo; además, tiene como meta cursar una licenciatura: “Yo he estudiado de todo: computación, contabilidad, secretariado, etcétera. Actualmente estoy cursando la preparatoria porque sueño con tener una carrera profesional. Me fascina leer. Si me recomiendan un libro, lo leo, aunque sea un recetario de cocina. Acabo de terminar uno que se llama De amor y conquista, sobre la historia de La Malinche, y me encantó.”

Hace muchos años, el papá de Lady Rabbit luchaba como El Barón Rojo, aunque ella lo supo muchos años después: “Mi papá no quería que yo fuera luchadora; por eso nunca hablaba de lucha libre delante de mí. Mis hermanos eran aficionados y, en una ocasión, los acompañé a una arena donde vi en acción a unas japonesas. De ahí se me metió en la cabeza la idea de ser luchadora. Mi familia no me creía, pero aquí estoy y aquí seguiré.”

Al inicio de nuestra plática, Lady Rabbit me había dicho que era un poco tímida y que no le gustaban las entrevistas. Ahora reímos constantemente, sobretodo cuando ella me comenta: “Aún no tengo la fortuna de ser madre, pero la esperanza muere al último. Mi esposo y yo a cada rato le andamos escribiendo a la cigüeña.”

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