Recuerdos del Villano III No. 2903

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B ienvenidos, amigos lectores; en esta ocasión hablaremos de los aniversarios celebrados en Monterrey, Nuevo León, cuando existía la llamada División del Norte comandada por René Copetes Guajardo, quien era muy espléndido en esos menesteres.

Recuerdo que nos llevaban a una marisquería, donde el marisco era fresco y muy sabroso; el local era de un compadre de Guajardo, el señor José Martínez, quien era conocido como Pepe Pescaditos. Gente como Renato Torres, Aníbal, El Vikingo, El Solitario, Gran Markus, Huracán Ramírez, Dorrel Dixon, Rayo de Jalisco, El Santo y Ray Mendoza eran algunos de los luchadores que compartían la mesa con este señor, porque era muy dadivoso con todos nosotros. Gracias a él se llevaron a cabo muchos de los convivios después de las funciones de aniversario.

La mayoría de las fiestas eran amenizadas por Ramón Ayala y sus Bravos del Norte, y cuando las reuniones eran en casa de René Guajardo, que era una residencia, nos la pasábamos muy bien porque era un lugar amplio y con un jardín precioso. Daban de comer arrachera, tibón, filón, salchichas, chorizo y unas salsas exquisitas.

En una ocasión que fuimos a la casa del señor Guajardo, acabábamos de luchar Ultraman y yo, en un encuentro que duró una hora con diez minutos aproximadamente, el second de Ultraman fue Rayo de Jalisco, y conmigo iba mi papá. Al final de la contienda nos felicitaron porque nos entregamos al máximo con una temperatura de 38 grados. Hubo llaves de rendición a granel y todo resistimos hasta que al final gané; esa lucha fue considerada la mejor del año. El público nos aventó dinero, juntamos cerca de quince mil pesos.

Ya en la fiesta, había un señor al que le decían Güero Alemán, que me comentaba: «Fue una lucha muy dura, ¿verdad? Pero qué a todo dar la cotorrean ustedes».

La mera verdad, yo ni caso le hacía porque estábamos conviviendo. En una de ésas, René Guajardo le dijo: «¿Qué tanto le estás preguntando?, ¿qué no viste la lucha?, además, te deberías de subir unos minutos al ring a ver si aguantas lo que ellos». El sujeto respondió: «Yo creo que sí».

Guajardo, ya enojado, le pidió que lo empujara, y cuando aquel tipo (que medía casi 2 metros) lo intentó, El Rey Moro lo azotó en el piso con mucha facilidad, a pesar de que su estatura no era mayor al metro 75 centímetros.

Espero sus comentarios a ardimen3@yahoo.com.mx o bien a www.villanotercero.com

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