Recuerdos del Villano III – 2934

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Aquella noche, se cayó la maleta de mi padre,
y El Solitario también perdió la suya.

Hola, queridos lectores. En esta ocasión hablaremos de una anécdota curiosa que me sucedió una ocasión que fui a trabajar por el sureste del país, con un promotor que se llamaba José Luís Vallejo. Siempre fue de trato muy cordial, benévolo, buena gente, noble; nos llevaba a luchar a Cancún, Cozumel, Chetumal, Valladolid e Isla Mujeres.

En esa gira íbamos El Solitario, Gran Hamada, Ángel Blanco, René Guajardo, Aníbal, Ray Mendoza y un servidor. En el viaje de Mérida a Cancún sucedió algo muy curioso: no nos percatamos de que en el trayecto se cayeron algunas maletas, y casi llegando a Cancún nos dimos cuenta porque que se cayó la maleta de mi papá. Viajábamos en una combi y había otro vehículo donde iba un luchador yucateco, quien me iba a disputar el campeonato mundial.

Cuando cayó la maleta de mi papá todos empezamos a gritar: ¡Se cayó una maleta!, entonces el promotor bajó y se echó una carrera bastante peligrosa, porque la carretera era angosta, de doble circulación y solo tenía dos carriles. Había muchos matorrales en toda la orilla. Cuando revisamos el equipaje nos dimos cuenta que, además de la maleta de mi papá, faltaban más. El Solitario, Gran Hamada y Aníbal iban en el carro de mi rival, pero como no cabían sus maletas allá las echaron en la combi donde veníamos nosotros.

Al revisarlas, faltaba la del Solitario y la mía, así que nos tuvimos que regresar un buen tramo. Era temprano y llevábamos buen tiempo para llegar a la arena. Regresamos y nada, casi llegamos a Mérida y nada. Pensé que tendríamos que cancelar la lucha de campeonato porque en mi maleta traía en cinturón, y como tampoco encontramos la maleta del Solitario teníamos que informarle a la gente lo que había pasado, para ver quién nos prestaba cosas para luchar y cumplirle al público. Al inicio de la función llegó una persona, y nos llevamos una sorpresa muy grande porque llevaba nuestras maletas.

Nos comentó que las encontró en la carretera, y al abrirlas se dio cuenta que eran de luchadores. Iba para Cancún, pero se esperó hasta la tarde, llegó a la arena donde íbamos a luchar y nos dio el equipaje. No me iba a doler perder el campeonato en Cancún, porque a eso se está expuesto, pero sí me dolería perderlo en la carretera. ¿Qué cuentas le iba a entregar al señor Francisco Flores, promotor del Toreo de Cuatro Caminos? ¿Le diría que no perdí el campeonato contra Carlos García (nombre de mi retador esa noche), sino en la carretera?

Nos dio un gusto tremendo ver al señor que llegó con nuestras maletas, y más porque el cinturón que yo tenía estaba hecho de plata. Aún lo tengo en mi casa, el señor Flores me lo regaló porque fui el campeón que más lustre le di.

Hubo un tiempo en que al señor Vallejo le fue mal económicamente, porque las entradas se vinieron abajo. Como era una persona noble, nos invitaba a desayunar, comer y cenar todos los días que estuviéramos con él, así que Gran Hamada, mi papá Ray Mendoza y yo decidimos organizar una función para él sin cobrarle un solo centavo. Fue una gira de tres días; afortunadamente, le fue muy bien, y qué bueno, porque era un hombre que le dio trabajo a muchos luchadores. Como él hubo pocos promotores. Espero sus comentarios a: ardimen3@yahoo.com

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