“Mi padre triunfó en el Palacio de los Deportes, yo debía hacer lo mismo”: Dr. Wagner Jr.

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El 13 de junio pasado, en el vestidor del Palacio de Deportes, previo al combate contra El Mesías, en la mente de Dr. Wagner se proyectaba una sola una escena:

«Mi papá era campeón nacional semicompleto, y debía defender esa calidad ante Ray Mendoza, en el Palacio de los Deportes. Fue un gran duelo, y mi padre cumplió el objetivo; obtuvo una de las victorias más importantes de su carrera. En ese momento, pensé: ‘Algún día, yo también tendré una lucha importante en este lugar’. Y lo logré. En momentos como éste, claro que recuerdo mis inicios, y no tanto por la cuestión de cuánto me pagaban, pues no me gusta hablar de ese tipo de cosas. Más bien aprecio la energía que toda la afición emite hacia mí cuando estoy sobre el encordado».

En la lucha libre, para algunos juniors las cosas son más difíciles que para otros. Tal fue el caso de Dr. Wagner, quien relata:

«Cuando inicié mi carrera, cargué con muchas cosas, por ejemplo, las comparaciones. Todos me criticaban a partir de lo grande que era mi padre. Me cuestionaban desde la manera de pararme hasta la aplicación de un castigo. Tuve una escuela muy dura: el Toreo de Cuatro Caminos con todas sus estrellas. Mis sinodales fueron muy estrictos, gente como Luis Mariscal, Babe Face, Dos Caras, Canek, El Solitario (con quien alterné pocas veces en provincia) entre muchos otros. Recuerdo con especial agradecimiento las lecciones de Canek. Cuando luchábamos en pareja, me dejaba entrar primero al ring, me observaba. Cuando yo le daba el relevo, me decía: ‘Ahora sí, muchacho, fíjate cómo se hace’. Y sí, lo observaba, y aprendía de cada movimiento.

«En cuestión de lucha libre, tuve que ser, en cierto sentido, autodidacta, pues mi padre no pudo ver mis combates. Me habría gustado mucho preguntarle su opinión, escuchar sus comentarios sobre movimientos específicos. Lo que siempre me exigía era respetar la lucha libre, no hacer payasadas ni vulgaridades, nunca aflojar en cuestión de acondicionamiento físico. Con esas exigencias, y con las lecciones de las estrellas del Toreo de Cuatro Caminos, empecé a labrar mi propio legado.

«Una tarde muy especial para mí fue cuando disputé por primera vez un campeonato. Fue ante Villano I. Perdí, pero salí muy fortalecido. Y desde entonces, después de cada derrota, tanto en la lucha como en la vida, medito mucho para sacar las mejores conclusiones.

«Por méritos y esfuerzo propios, vivo un gran momento de mi carrera. Me ha costado mucho llegar hasta aquí. Las claves son la disciplina y la constancia. Ni en mis peores momentos he dudado de mi capacidad, nunca he pensado en desistir, porque no estamos para que el mundo nos devore, al revés. Por eso, a los jóvenes que empiezan en este negocio, les recomiendo que le echen ganas, que no se acobarden, que jamás se dejen intimidar. El medio es difícil, pero lo gloria sólo es para quienes la merecen».

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