¿Quién dijo que la lucha a ras de lona es aburrida? Basta ver al Negro Navarro en acción, para darse cuenta que no cualquiera puede llevar sus combates a ese terreno. Cada que lucha, el ex Misionero de la Muerte da auténticas cátedras magistrales, no por nada, en varias arenas, la afición lo premia arrojándole dinero al ring. Esta leyenda del pancracio comenta para BOX Y LUCHA:
“Que la gente me regale dinero al final de una lucha quiere decir que mi trabajo gusta, y eso es a lo que debe aspirar todo luchador. Son cosas que se logran trabajando duro en el gimnasio. No hay secretos en esta profesión, sobre el ring se debe mostrar lo que uno hace en los entrenamientos. Las estrellas y los ídolos se forjan en las prácticas diarias”.
Sobre el futuro de la lucha a ras de lona, Navarro señaló:
“No está condenada a la desaparición, pero sí al olvido. Los luchadores jóvenes prefieren esmerarse en mejorar sus acrobacias que en pulir sus bases. Concuerdo con el hecho de que la lucha, como todo, debe evolucionar, pero no creo pertinente que nos alejemos tanto de las bases de este deporte. Un luchador no se hace pocos meses, y los hechos al vapor son los que más se lesionan, y los que peor espectáculo dan. No condeno el tipo de lucha que hoy gusta tanto a los jóvenes como a cierto sector del público, pero yo aprendí otras cosas y son las que realizo sobre el encordado.
“Algo que quiero pedirle atentamente a la afición, es que exijan a luchadores que luchen, son ellos los que pagan un boleto para ver un espectáculo, y por ello tienen todo el derecho de manifestarse contra lo que no les guste. No veo bien que se tolere a compañeros poco preparados. Es un privilegio subir a un cuadrilátero, y quien no lo valore, que se dedique a otra cosa. Considero que no prepararse para actuar frente al público, es una falta de respeto para la lucha, para los compañeros y, lo más grave, para la afición”.
En la arena Naucalpan, los hijos del Negro Navarro, Los Traumas I y II, son reconocidos por su gran técnica. Al respeto, el gladiador apuntó:
“Lo que critico en muchos luchadores es lo que menos les permito a mis hijos. Me da gusto que la afición reconozca su trabajo porque es eso, trabajo. Soy muy estricto con ellos porque no quiero que sean mediocres, y creo que ahí la llevan. El que quiera dedicarse a esto, debe hacerlo con responsabilidad, pues no hay nada más importante que el respeto de la afición”.