Entre amigas… Mima Shimoda

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La lucha libre es un deporte, que enamora y cautiva a sus espectadores y esto, sin importar su género, ni su nacionalidad. Siendo así, que de los confines más lejanos de la tierra, llegan a nuestro país, hombres y mujeres ansiosos de ganarse un lugar y de convertirse en las estrellas del firmamento luchístico.

Ahora, nos acercamos a una ruda extranjera, que se ha avecinado en México y quién ha tomado a la tierra azteca como su segunda patria. Una luchadora, cuyo desempeño sobre el ring, le ha ganado la antipatía del aficionado, por su desmedida marrullería; pero que bajo el cuadrilátero y en ésta charla entre amigas, demuestra la otra cara de la mujer que es… Mima Shimoda.

Cuéntanos… ¿Cómo es Mima Shimoda?

«Soy una mujer, que siempre a tenido una gran pasión en la vida… ¡la lucha libre!. De muy pequeña tenía los juegos comunes de las niñas, pero cuando tenía como 8 años, vi por primera vez una función de lucha y quedé fascinada con el deporte. Comencé a entrenar en secreto y debute muy jovencita, como de catorce años; fue un tiempo muy difícil, porque mi papá no estaba de acuerdo en que yo fuese luchadora y me lo prohibió».

«Me salí de mi casa y seguí luchando. Luego me di cuenta, de lo mucho que hacían falta las oportunidades, para mejorar las condiciones de trabajo para las mujeres y decidí conformar mi propia empresa femenina de lucha libre. Desafortunadamente no duro mucho tiempo, el trabajo no era tanto como hubiéramos querido y los gastos si eran muy fuertes; así que luego de un par de años, tuve que desintegrarla e incluso termine vendiendo mis cosas, para pagarles a mis compañeras por su trabajo. Pero eso no me detuvo, no desistí y seguí luchando, por ganarme un lugar en las funciones».

«Tenía como 23 años cuando vine por primera vez a México y la verdad es que desde mi llegada me encanto mucho éste país; además de que su estilo de lucha es muy completo y yo tenía ganas de aprender. Regrese varias veces haciendo giras y luego permanecí por mucho tiempo, ausente de los cuadriláteros mexicanos. Finalmente regresé hace casi cuatro años y la realidad es que está en mis planes residir en éste país, me gusta mucho su cultura y la calidez de su gente, su alegría y su espontaneidad».

«Todavía tengo mucho por conocer de la lucha de aquí y en ocasiones me llevo regaños, por cosas que todavía no aprendo y a las que por confusión con el idioma, me cuesta entender. A veces me han dado ganas de cambiar de bando, pero la verdad, es que ser ruda me divierte mucho, lo disfruto. Ahora tengo inquietudes y planes como mujer y el principal, es que deseo conocer a un mexicano del que pueda enamorarme y quiero ser mamá de una niña… ¡para enseñarle a ser luchadora como yo!».

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