La llegada de Guadalupe Buil a los cuadriláteros –en 1978- trajo consigo una serie de cambios importantes para la lucha femenil: “Me inspiré en las trapecistas de circo para diseñar mi vestuario. Cada traje era confeccionado con telas importadas. No me importaba el precio, sólo el glamour de mis presentaciones. Poco a poco empecé a usar faldas cortas y trajes escotados de la espalda y pecho. La tela color carne era de mis favoritas. También me gustaba enseñar pierna. A veces, subía al cuadrilátero luciendo una cola de sirena, bordada con lentejuela. El maquillaje no podía faltar.
“Eso sí, reconozco que, de la generación anterior, Las Irmas siempre llegaban a los vestidores con falda, zapatos de tacón y bolsa de mano; además, también eran muy coquetas en su arribo al escenario. Ellas, junto a Estela Molina y Chabela Romero, son las mejores luchadoras, aunque Pantera Sureña siempre fue lo máximo para mí. En una ocasión, me enfrenté a ella en una lucha de campeonato, y le gané. Fue como un sueño derrotarla. Esa fue mi mejor lucha.”
Guadalupe Buil –originaria de Matamoros, Tamaulipas- comenta que tuvo una infancia feliz, hasta que su padre murió, cuando ella tenía siete años: “Mi madre murió cuando yo era muy pequeña, y a mi padre lo disfruté muy pocos años de mi vida. Siempre fui muy inquieta. Me encantaba pelearme. Tenía mucha energía y nunca me cansaba, hasta que comencé a entrenar. Me gustaba mucho estar en el ring, aunque inicialmente tomaba clases de box, no de lucha libre.
“Antes de ser luchadora, fui mesera en varios hoteles; además, vendía cigarros, dulces, etcétera y me iba muy bien. Soñaba con ser cantante y actriz, pero nunca se me dio. Por otro lado, fui madre a los 13 años y tuve que ser padre y madre para mis hijos. Eso sí, fui mamá, pero no fui maternal. Pasaba muy poco tiempo con mis hijos, por el trabajo. Nunca tuvieron mi cercanía; por eso, tiempo después decidí sacrificar mi carrera y retirarme, para ser mejor amiga y mejor mamá.”
La Sirenita está muy agradecida con la lucha libre, y quiere volver en el 2008: “Por la lucha viajé, gané dinero, fui campeona nacional, participé en la película Octagón y Atlantis. La Revancha, vi caer mi cabellera ante Lola González en 1995, en fin. Amo este deporte y –aunque tengo algunos negocios en Ciudad Juárez- quiero regresar como los aficionados me vieron durante mis mejores años. No volveré mal físicamente. Estoy aquí porque puedo y porque las empresas están apoyando mucho a las luchadoras. Nosotras salimos a dar un espectáculo y ya; no importa el sitio que ocupemos, porque a veces nos pegamos más que los hombres y el público lo sabe. Me da mucho gusto que las luchadoras de hoy sean bonitas, jóvenes y elegantes.”
La Sirenita se despide con un mensaje: “Siempre llevaré a toda la afición en mi corazón. Les deseo una feliz navidad y un próspero 2008. Nos veremos pronto.”