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Este año, Jesús Alvarado Nieves, El Brazo de Oro, dirá adiós a la lucha libre, y su primera función de despedida será en Japón, bajo la promoción de Último Dragón y Ring Fujinami. Preparando las maletas, encontramos al secretario de Sindicato de Luchadores para que nos hablara de este tema:
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"Gracias a Dios hice muchos amigos en los viajes que realicé a Japón; mi primera incursión fue en 1981, con la empresa New Japan, la cual me llevó otras 4 ocasiones. Después de eso fui con All Japan, luego con la Tokio Japan. En total han sido 6 empresas las que han requerido mis servicios, las más importantes. El que viene será mi viaje 56 a esas tierras.
"Siempre que voy dejo buen recuerdo entre los aficionados, y por tal motivo las empresas de Ring Fujinami y Último Dragón me invitaron para hacerme una función-homenaje de despedida, y estaré por allá 20 días, del 6 al 26 de febrero. Cuando regrese de Japón platicaré con el señor Francisco Alonso para ver la posibilidad de retirarme en la arena México para dedicarme de lleno a mi trabajo como secretario del Sindicato de Luchadores.
"Aún no sé quiénes serán mis rivales en Japón, pero estarán Fujinami, Mazada, Nosawa, Takemura y Último Dragón; me acompañarán mi hermano Brazo de Platino y mi sobrino Máximo. Estoy un poco nervioso por este compromiso, pero los luchadores japoneses no me asustan y lo único de lo que estoy seguro es que voy a echarle todas las ganas del mundo porque será mi último viaje a Japón como luchador. La diferencia entre el luchador japonés y el mexicano es que ellos son más disciplinados, pero el luchador nacional es más de inspiración.
"Tengo muchas anécdotas de mis viajes a Japón pero en este momento vienen a mi mente dos. Una fue en mi primer viaje a ese país; íbamos Solar, Brazo de Oro, Brazo de Plata, Shadito Cruz (mi papá) y El Solitario. En el autobús donde los trasladaron del aeropuerto al hotel también estaban Búfalo Allen, André El Gigante, Abdula Butcher, Peter Robert; bajaron primero André y Abdula, y los japoneses hicieron una expresión de admiración, y enseguida empezaron los flashazos que dejaban ciego. Solar me dijo: "¿Ya viste cómo nos están recibiendo?", y todos los que lo escuchamos soltamos la carcajada, porque ese recibimiento era para los antes mencionados ya que a nosotros, por ser la primera vez, pocos nos conocían. Con el tiempo, Los Brazos serían recibidos de la misma manera.
"Otra vez salimos a caminar por la ciudad Nosaka, iba con nosotros Perro Aguayo; estaba nevando y toda la ciudad se veía blanca; de pronto se perdió el Perro Aguayo, volteamos y no se veía por ningún lado, así que nos regresamos a buscarlo y lo encontramos bajo una montaña de nieve. Resulta que se resbaló y cayó. La segunda ocasión que fuimos contratados por la New Japan nos tocó de rivales a Fusiwara y Osino para Brazo de Plata y Brazo de Oro, salimos muy lastimados los cuatro contendientes, llegamos al hotel y nos preguntamos qué iría a pasar, quizá nos fueran a regresar porque íbamos por 6 semanas y al segundo día estábamos lastimados, pero el promotor nos mandó a hablar para preguntarnos cómo nos encontrábamos. Al otro día nos mandaron al doctor, nos dio reposo y a los 3 días seguimos luchando. Nos dimos cuenta que sí les importaba nuestro trabajo y a partir de ese momento nos empezaron a poner con los luchadores estrellas que ellos tenían.
"Gracias a todos ustedes porque me han preguntado si es verdad que iré a Japón. Estoy entrenando diariamente para estar en la mejor forma posible porque quiero agradar a todo el público seguidor de Los Brazos, porque gracias a ellos hemos triunfado. Hubo un momento en que la lucha libre mexicana estaba altamente cotizada en Japón, y una máscara de cualquier luchador era muy valiosa, y no lo digo sólo en lo económico sino en lo sentimental. La gente veía al Solitario, Villano III, Los Brazos, Los Misioneros de la Muerte y Canek como dioses, el simple hecho de tocar tu máscara era suficiente para admirarte. Después llegó la decadencia porque el luchador iba a Japón en condiciones desfavorables, viviendo en gimnasios, pagándose sus viajes, en una palabra, abarataron la lucha mexicana".